Esta entrada no es una nota ni un reportaje como los que hacía sobre la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, FILIJ. Parte de un recuerdo compartido en mi cuenta de Instagram y de los comentarios que he recibido alrededor de la más reciente edición de la feria. Es una opinión, una protesta personal, que espero haga eco, una invitación a recordar para no resignarnos al mínimo esfuerzo y el descuido de la actual dirección que hace una FILIJ de un pasillo. Una defensa por todo el trabajo de organización de la feria que hicieron tantas personas comprometidas con la infancia y la juventud a lo largo de 39 ediciones y y también un reconocimiento a toda la comunidad que la sostuvo porque #LaFILIJlahicimostodos. Y ahora ¿quién la hace?

En un mundo donde tantas cosas van mal, abogar por una feria de libro, que iba bien, podría parecer trivial. Pero una feria de libro infantil y juvenil es una práctica artística transformadora de la realidad y un acto de paz y resistencia, urgente, justo en estos tiempos.

Recientemente participé en el Encuentro Estatal de Mediadores de Salas de Lectura de Chihuahua que fue titulado así: «La mediación, un acto de resistencia». Y allí, y en otras ferias este año, he presenciado a niñxs y adolescentes reír y correr por los pasillos luego de exigir, preguntar y desobedecer alguna instrucción adulta. Como si pusieran en marcha esas «estrategias de la alegría», tan vitales y en movimiento, de las que habla el sociólogo Roberto Jacoby, que nos ayudan a sobrevivir emocionalmente en contextos de opresión y violencia. Fueron también lxs mediadorxs de lectura en ese encuentro (y en otros en Durango y Puebla) quienes, desde muy diversos contextos, compartieron cómo resisten con la alegría del encuentro con libros de pretexto. Eso hacíamos en la FILIJ.

Voy al recuerdo.

Es de mi sobrino Cóbari, él también quiere correr, en una dirección imposible: contra una estampida de gente. ¿Qué hacer?

Encuentra un atajo. Se salta una jardinera y consigue llegar al final. Me saluda victorioso antes de que lo regañe un guardia. Pero lo logró, ya está a un paso del Salón de Cómic, su tierra prometida.

Es su primera FILIJ y no puede creer que algo así de grande y con tantos libros y presentaciones y exposiciones y conciertos de rock y obras de teatro, danza, títeres, narración oral, y talleres de dibujo ocurra en el mismo sitio y para tantos niñxs y jóvenes. Querrá volver al día siguiente. Y volveremos juntxs y con su papá, su bisabuela, su abuela (todos desde Veracruz) y mis otros sobrinxs, muchos años más.

Siempre que veo esa foto de Cobi, recuerdo la revolución que era asistir a la FILIJ. Su expresión me representa. Se aproximaba la FILIJ, y gritábamos por dentro de la emoción.

Tomé la foto hace unos diez años, cuando la feria tenía lugar en el CENART. Además de que era una celebración muy planificada y pensada realmente para niñas, niños y jóvenes y sus familias, constituía una brújula nacional e internacional para quienes queríamos dedicarnos a la LIJ.

Era un espacio muy importante de investigación. El programa de “Profesionales” abarcaba conferencias, clases magistrales, talleres de profesionalización, jornadas (en la FILIJ 38 hubo: jornadas Internacionales de: Industrias Creativas, Narradores Orales, Editores, Novela Gráfica), el Seminario Internacional de Fomento a la Lectura y el Seminario Internacional de Ilustración. Además llegó a haber un concurso de cuento, se organizaba el concurso de cartel Invitemos a leer y el catálogo de ilustración y más recientemente había unx «Embajador FILIJ» de escritura y otrx de ilustración, y países y ciudades invitadas. La imagen de toda la feria se preparaba con hasta ocho meses de anticipación y la programación para profesionales contaba con un Consejo Académico. Era una FIL Guadalajara en infantil y juvenil y al aire libre (a mí me gustaba mucho más que la FIL) y con ese nivel de referencia en el mapa mundial.

Todavía me recuerdo redactando reportes para mi maestría o becas de creación literaria en los que detallaba mi trabajo de campo en la FILIJ, no sólo por todo ese programa profesional, también por la vastedad de libros que descubría de diversos países, las conversaciones de pasillo directo con lxs colegas y el atestiguamiento de lxs lectorxs infantiles y juveniles en acción, en ese rico ecosistema del libro.

La FILIJ creía que era importante la infancia y la juventud, y formar profesionales de la LIJ.

Revisaba una nota que publiqué en mi blog sobre la programación de la edición 38 de la feria, la última que se hizo en el Parque Bicentenario, y me voló la cabeza recordar estas cifras: 28 mil alumnos como parte del Programa de Visitas Escolares, 1771 sesiones de talleres para bebés, niños, niñas y jóvenes, 310 presentaciones de libros, 805 espectáculos, 9 exposiciones, 1365 sellos editoriales y hasta cascarita de futbol LIJ, y claro, ese mítico medio millón de personas en el concierto de 31 minutos. Por eso titulé aquella entrada «La feria infinita».

Cuántas alegrías nos daba. Allí me encontraba con familia y amigxs y siempre conocía personas nuevas. Eran diez días de fiesta. ¡La extraño mucho! Claro que era perfectible y, con todo y los legendarios «colibríes», jóvenes voluntarios que apoyaban en la organización, daba la sensación de que necesitaban contratar más personal. No obstante, la feria no perdía la dignidad y mostraba un gran respeto por su público. 

En 2019, bajo un nuevo gobierno, que muchos esperábamos sería más congruente en sus políticas de cuidados, la FILIJ regresó al CENART y, aunque se redujo la programación considerablemente y fue una pena que dejara de realizarse en el norte de la Ciudad (donde hace falta más oferta cultural que en el sur y sin duda más que en Chapultepec), intentó dar continuidad a las antecesoras y acallar las críticas. Más pequeña pero salió bien. Comparada a la de ahora, se podría decir que fue extraordinaria.

Pero luego vino la pandemia y los festivales virtuales FELIJ que algunos creímos sustituirían a la FILIJ (en ese afán por cambiar nombres: estrategia predilecta para eliminar los rastros de quienes estuvieron antes, como si el simple acto de renombrar fuera sinónimo de mejora y compromiso).

Claudia Sheinbaum entrevistada por Iker Elías de Homeschoolernautas en la FILIJ 40.

Y en 2022, la FILIJ regresó, para celebrar sus 40 años con todo y Jefa de Gobierno invitada, ahora Presidenta de México, y esta vez en el bosque de Chapultepec.

¡Sonaba bien aquello de «la feria en el bosque»! Quizá al colocarla en un espacio bonito y transitado que ya ofrece actividades y tiene cierta vida cultural y recreativa, la administración actual pensó que se ahorrarían trabajo de infraestructura y programación. 

¿Ir o no ir? Colegas y amigxs me comparten su dilema. También me lo he preguntado. Creo que sí tenemos que ir, porque «peor es nada» (no suelo aplicar esta lógica conformista, porque la migaja a veces resulta peor, entristece, pero sé que hay personas que la pasaron bien) y aunque sea en menor medida, acompaña a algunxs niñxs y a sus familias. Pero hay que exigir una transformación o que regrese a Secretaría de Cultura la responsabilidad de organizarla.

De manera personal, me he negado a ir, ha sido mi protesta simbólica los tres años que lleva ya en Chapultepec, pero leo notas, videos de Tiktokers, fotos en redes y quienes sí han asistido me cuentan que nomás no mejora y que la oferta de literatura infantil y juvenil es raquítica. Ni hablar de una programación juvenil. Si tan solo se pareciera un poquito a una feria que sí hacen (destinan presupuesto) y difunden muy bien, la del Zócalo. Allí hay actualmente más oferta de LIJ y actividades para niñxs y jóvenes que en esta FILIJ hecha con buenas intenciones pero sin convicción, poco generosa, sólo para unas cuantas personas. Es, en muchos sentidos, como si hubiera empezado de cero y no llevara ya 42 ediciones.

Como decía recientemente el grupo La LIJA en su cuenta de Instagram me sumo a la exigencia de una FILIJ que reconozca los derechos culturales de las infancias y juventudes… y con presupuesto y el respeto y cuidados que merece ese público: bien planeada, anticipada, y con difusión.

La idea de la «FILIJ en todas partes» me parece muy buena, pero como tantas otras buenas ideas recientes, pareciera que no hay dinero para operarlas y se pide que todo sea por puritita voluntad (aunque quienes lo piden sí cobren sueldos). ¿En todas partes o en ninguna? Antes, la FILIJ tenía tan buen presupuesto y tejía tantas alianzas que aunque sólo se realizara en la Ciudad de México, asistía muchísima gente de fuera. ¿Por qué no creer en una FILIJ posible con presupuesto, organización y sí, en muchas ciudades de México e Iberoamérica?

De izq. a der.: Cecilia Espinosa, Socorro Venegas, Carlos Anaya, Sven Mensing, Marina Núñez Bespalova, Sofía Mata Modrón, Azucena Galindo, Mauricio Gómez Morín, Anel Pérez y Paola Morán, organizadores y colaboradores de la FILIJ.

Los gobiernos anteriores no sabían hacer muchas cosas pero sabían hacer una FILIJ, la prueba es que Marina Núñez Bespalova, quien, junto con un gran equipo, potenció ese crecimiento, resultado de décadas de esfuerzos de muchísimas personas, es de las pocas funcionarias que sobrevivió a la transición, siguió trabajando en el gobierno de AMLO y seguirá en el de Sheinbaum, siempre como subsecretaria de Desarrollo Cultural. Hace falta mucho desarrollo cultural infantil y juvenil. Sería un acierto de la nueva administración que regresaran su organización a la Secretaría de Cultura, con Marina o con Alas y Raíces. O que se dejaran de lado diferencias y, por lo menos, le pidieran ayuda.

Si ignoran todas nuestras exigencias, como podríamos anticipar, igual seguiremos abriendo espacios como los que ya han surgido (pienso en el Congreso de LIJ de la FIL Monterrey, el Coloquio de LIJ y el Encuentro de Infancias y Adolescencias Libres de la FILUNI, el Seminario para profesionales en la mediación cultural de la Fiesta del Libro y la Rosa, la Semana de Lectura y Cultura Infantil y Juvenil, SeLee, que hacemos en Veracruz, y un largo etcétera). Espacios que generen comunidad en continuidad y compromiso con las infancias y juventudes. 

¡Yo le debo tanto a la FILIJ! Allí fue donde empecé a formarme y presenté por primera vez libros, di talleres y charlas y hasta safaris literarios… Sin exagerar, confieso que en buena medida fue gracias a esta feria que quise especializarme en libros para niñxs y jóvenes. Descubrí una comunidad abierta, libre, crítica, colaboradora, participativa y, sobre todo, socialmente comprometida.

La FILIJ daba trabajo a muchísimas personas del sector artístico, y muchísima felicidad, y esperanza a millones de niñxs y jóvenes. ¿Lo recuerdan? ¿A ustedes qué les dejó? Cóbari ya tiene 21 años y no ha vuelto a visitar la Cdmx para asistir a la FILIJ, ahora me ha acompañado a la FIL Guadalajara… Pero, ¿se acuerdan de la FILIJ? 

Bienvenidos los testimonios en la sección de comentarios.

Fotos de archivo personal y tomadas de la antigua página de Facebook de la FILIJ: https://www.facebook.com/FILIJ.Mexico en la que pueden encontrar un buen archivo visual. La página de Facebook de la FILIJ actual prácticamente no contiene fotografías: https://www.facebook.com/FILIJ.CDMX

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Entrada No. 251
Autor: Adolfo Córdova.
Foto de portada: Archivo de FILIJ.
Fecha original de publicación: 22 de noviembre de 2024. 

Esta entrada fue primero un posteo en mi perfil de Instagram, pero lo revisé y extendí para publicarlo aquí.

20 Comentarios »

  1. Y en otro posteo más:

    Alejandra Galindo Aguilar: Excelente reflexión, comparto tu sentir. En verdad extraño mucho la FILIJ con mayúsculas de hace algunos años. Este año la visite un par de días, me tocó ver familias en infancias disfrutando de las narraciones orales y presentaciones de libros, sin embargo también me tocó escuchar a algunos padres con comentarios como: «está bien, pero le falta ponch» » Me gustaba más como se organizaba antes» » Los foros son demasiado pequeños» » parece un simple tianguis de libros» … Ojalá hagan una evaluación crítica y reflexiva para que puedan regresarle algo de su brillo.

    Luis Manuel: Qué tiempos aquellos, querido Adolfo. Se extraña lo genial que era, se lamenta la negligencia de hoy. Ojalá sea tiempo de que los organizadores rectifiquen. Abrazo.

    Ceci: Yo también extraño las anteriores, sobretodo las bebetecas eran hermosas y llenas de magia, fue en ellas que mi primer hijo y yo nos enamorados de la LIJ, coincido en que hay que asistir pero hay que exigir y tratar de recuperar la magia que se vivía.

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