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Una de las más recientes novelas de Martha Riva Palacio Obón nos acerca hasta la orilla de una isla en la que una niña y su abuelo intentan encontrar un […]
Una de las más recientes novelas de Martha Riva Palacio Obón nos acerca hasta la orilla de una isla en la que una niña y su abuelo intentan encontrar un nuevo hogar. Sin embargo, ante la escasez de pescado, los isleños se sienten amenazados por estos nuevos vecinos que hablan otro idioma y han visto otros mares y los marginarán hasta otra orilla: la del miedo, monstruo de muchas cabezas y gruesa piel.
Ilustraciones de Roger Ycaza para Ella trae la lluvia.
¿Ser niño es ser extranjero? Primero, un bebé creciendo en un cuerpo con un lenguaje nuevo, distinto a ese hecho de sonidos sumergidos y caricias impermeables, un ser que parece imcomprensible, incomprendido: al que cuesta un esfuerzo enorme comunicarse y aprender que el silencio ya no basta. Pronto, un niño que descubre todas esas reglas extrañas sobre el funcionamiento de su cuerpo y la práctica avanzada del lenguaje, rodeado de adultos rarísimos a los que parece no interesarles salir a descubrir el mundo a cada minuto; adultos lejanos que lo ven desde arriba, lo colocan abajo.
Me pregunto entonces si ser un niño refugiado o migrante es ser doblemente extranjero, estar doblemente expulsado (del vientre materno, del mundo adulto, y luego de un país, de una cultura); o si precisamente esa naturaleza cambiante los hace más «resistentes» a una migración. Observo a los niños que llegan al castillo de la Biblioteca Internacional de la Juventud, en Múnich, instalados primero en el silencio, pero poco después corriendo desbocados alrededor del árbol en el patio central del castillo. Algunos de ellos son extranjeros, otros, alemanes; veo que a los primeros les cuesta un poco más superar la timidez pero todos terminan jugando. La disposición para el juego y para hacer amigos parece intacta en los niños foráneos. Desde allí, resisten.
Ahora pienso en los niños y jóvenes de los que habla Michèle Petit en su deslumbrante ensayo «Los libros y la jungla», a propósito de los 10 años del Máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Autónoma de Barcelona: «51% de los refugiados [en el mundo] tiene menos de dieciocho años, y muchos solo han conocido la guerra y están desescolarizados desde hace años. La mayoría viaja junto con sus padres, que huyeron con la esperanza de darles educación y una vida mejor. Con mucha frecuencia se desilusionan: solo la mitad de los niños refugiados van a la escuela primaria». En este ensayo Petit recupera varias experiencias que hablan de la gravedad en la que viven muchos niños y sus padres y abuelos en los campos de refugiados, en las fronteras, en barcos, pero cómo también esa gravedad puede aligerarse, la vida dignificarse, con el arte y el juego.
No es lo mismo ser un niño que huye de la guerra a uno que huye del hambre o de una inundación; o a uno que se cambia de país porque su papá hará un posgrado o por el trabajo de su mamá (como un niño mexicano que conocí aquí en la Biblioteca, que apenas me escuchó hablar con el mismo acento que él empezó a hacerme preguntas: preguntar y explicar y que nadie te entienda, doble pesadilla del niño que migra). Las instituciones les ponen distintas etiquetas: refugiados, migrantes, exiliados, desplazados pero los niños terminan demostrado que todos son jugadores profesionales.
Quizás sí, muchos de ellos están doble o triplemente o siempre expulsados (de un vientre, de una infancia, de un país), expuestos, pero también están listos: cuando uno ve la disposición con la que un niño se comunica con otro como él y cuánto quieren una historia, un juego, un abrazo o conversar alrededor de un recuerdo, se reintegran un poco sus mundos y con los de ellos, los nuestros.
Así le pasa a los protagonistas de Ella trae la lluvia, una novela en la que primero está la historia y luego su contexto; primero los personajes, luego los cercos que impone el miedo, y eso permite que el lector entre y se quede, y se sienta un poco menos extranjero.
El refugio de Teo y Calipso
En Ella trae la lluvia(Ediciones El Naranjo, 2016) de Marta Riva Palacio Obón, el encuentro con el otro y su cultura, y las tensiones que esto conlleva, son mostradas desde la mirada de Teo, un niño que ve llegar a Calipso, una niña «criolla», a la isla a la que él también se ha mudado recientemente.
Llegó durante las vacaciones de verano. Justo en medio de una de las peores sequías que ha habido en la isla. La imagino bajando del transbordador con su vestido blanco remendado. Las correas de sus sandalias están tan gastadas que en cualquier momento pueden romperse. Pero no lo hacen. Con cada paso que da, la arena se agita formando remolinos alrededor de sus tobillos. Me gusta pensar que así fue como pasó, pero en realidad nunca la vi llegar. Simplemente apareció una mañana en la playa, caminando entre los botes como si siempre hubiera vivido aquí. Venía de la mano de un hombre viejo y desgarbado. No me atreví a acercarme, no sabía cómo hacerlo. El gobierno había concedido asilo a los criollos, pero la gente de la isla estaba muy lejos de aceptarlos. Tácitamente se había enviado a los forasteros a la punta norte para que montaran ahí sus campamentos. Digo tácitamente porque no había ninguna ley que prohibiera a un criollo vivir donde quisiera. Pero si alguno de ellos intentaba alquilar un cuarto en el pueblo, siempre resultaba que algún isleño se lo había ganado y que el propietario había olvidado quitar el letrero de «Se renta». Vivir separados no era suficiente para aligerar la tensión, y cada vez era más común que estallaran peleas entre criollos e isleños…
Calipso es una niña que habla otro idioma y tiene otro color de piel. Teo es un huérfano que ha tenido que mudarse a la isla para vivir con un tío, y aunque por eso tiene un poco más de «derecho» a estar ahí, no es completamente aceptado, ni siquiera por su tío. Pronto Calipso y él se harán amigos. Teo no mira a Calipso como una amenaza sino como una compañía, una oportunidad de saber más del mundo, un misterio. Y es capaz de trasladar esa hacia los demás:
A mí me daba curiosidad esta gente que hablaba una lengua que parecía haber nacido mucho antes de que el océano se hubiera elevado creando nuestro archipiélago. Un idioma roto precisamente porque parecía venir de todos lados. El lenguaje de los criollos estaba formado con retazos deshilvanados de portugués, francés, español y papiamento. Parecía venir de un mundo con hielo y continentes el doble de grandes que los nuestros. Me gustaba escuchar a los recién llegados mientras platicaban en los embarcaderos. Me daba la impresión de que habían visto cosas que nosotros ni siquiera alcanzábamos a concebir. Aunque quizás era la misma isla la que provocaba que me resultaran extraños…
En su Atlas de islas remotas (Nórdica, 2013), Judith Schalansky dice: “El paraíso es una isla, el infierno también”. Y uno podría trasladar esa metáfora a la infancia. La infancia es una isla. A veces, habitable, bien provista, entre mares turquesa y días de playa, un paraíso al que añoramos volver cuando somos adultos. Pero nunca se está completamente a salvo en la isla de la infancia, otras veces el infierno puede revelarse al descubrir, como enEl señor de las moscas, los propios terrores y el lado salvaje y cruel de los demás habitantes. Más si, como decíamos, pensamos que el niño puede ser un doble extranjero. Sin duda, en ambas caras de la isla y de la infancia viven Teo y Calipso.
En un ambiente hostil, en el que las tensiones entre isleños y forasteros crecen ante el desabasto de pescado que sufre la isla, Calipso y Teo se alejarán de los adultos llenos de prejuicios y miedos, para descubrir su propio paraíso en una ensenada de piedra caliza. Un refugio donde pueden conocerse en un idioma de silencios y peces dibujados sobre papel (que refuerzan las bellas ilustraciones de Roger Ycaza, también llenas de espacios vacíos); y nadar y descansar, juntos, sin adultos.
Los adultos fueron expulsados de nuestro mundo, dice Teo. Estamos en una isla. Por lo menos, eso me parece. Lo de allá fuera, en el mar, es un arrecife. Me parece que no hay adultos en ninguna parte, dice Ralph, uno de los niños de El señor de las moscas.
Y en ese refugio Teo descubre no sólo su propio deseo, también sus frustraciones y el dolor por la muerte de sus padres, drama que lo confina en esa isla. Teo es, con Calipso, que llega a la isla como refugiada, un expulsado, un marginado, un extranjero. Ambos náufragos.
En mi ensayo «La familia imaginada: Fantasía, Oz, Nunca Jamás y otros mundos sin padres», recordaba lo que dice Marina Colasanti en «Formas del realismo y el territorio de lo fantástico en la literatura infantil», conferencia presentada en las Jornadas Internacionales de Literatura Infantil de Buenos Aires en 2013: «Todo ser humano puede naufragar aun sin barco. Naufragamos cuando alguien que queremos se muere, naufragamos cuando el jefe nos echa a la calle, naufragamos cuando nuestro matrimonio se deshace (…). Y las novelas de naufragio, todas las novelas de naufragio, nos dicen que, aunque sea difícil, es posible sobrevivir». Precisamente eso nos dice Ella trae la lluvia.
La resistente red que la autora teje entre los personajes los hace sobrellevar ese complejo contexto que va tornándose más violento, pues parece que los isleños no encontrarán mejor solución ante sus problemas que expulsar a los «criollos». Teo crece, se transforma, sueña con la hechicera Imanje, que lo convierte en cerdo, en cangrejo, pero que también lo hace enfrentar gigantescos monstruos marinos: su propia rabia, la elaboración simbólica de un duelo por la muerte de su padres.
Calipso resiste, se mantiene firme (su carácter en algo recuerda a Marina, la inolvidable equilibrista creada por Riva Palacio en Buenas Noches Laika (FCE, 2014), mientras Teo despierta de los sueños y exorciza esa rabia defendiendo lo que ama y enfrentando a su tío.
Teo y Calipso son huérfanos que compensan las privaciones de afecto y su condición: Teo cuando sueña, guiado por la hechicera Imanje, y gracias a su extraordinaria imaginación; y Calipso, instalada en un silencio que debe parecerse al de las profundidades del mar, una mudez tan poderosa en la historia que revela el sonido secreto de esa isla y de esa relación: la voluntad por entenderse, por descubrir quién es el otro y cuánto del otro hay en cada uno de ellos, constituyen el mejor hogar posible.
Libros ¿para o sobre? exilios, migraciones y refugiados…
Hablar de libros para tratar ciertos temas implica una práctica con frecuencia ligada a didactismos fáciles que causa rechazo entre los que nos dedicamos a promover otro tipo de lectura. Sin embargo, agrupar libros nos ayuda a visibilizar y hablar de ciertos temas. Un simple cambio en la preposición puede sugerir una mirada menos instrumental: De libros para, a libros sobre o libros con exilios, migraciones, refugiados…
A continuación una galería de libros en los que hay niños, niñas y jóvenes que han tenido que dejar su lugar de origen por diversos motivos. Acercar estos libros a niños en situaciones similares puede ser un camino que los haga salir un momento de la desesperanza, trastocar esas tristezas profundas que atraviesan muchos, ver un reflejo más cercano. Y acercarlos a niños que no han padecido un desplazamiento puede hacerlos más sensibles y derribar muros mentales.
También presencié un taller en la Biblioteca Internacional de la Juventud en el que niños de una escuela con hijos de refugiados marginaban a una niña senegalesa a la hora de formar equipos y he leído libros que pretenden borrar la cultura original de un niño para que se integre a la nueva, como aquel que criticaba una colega investigadora en la Biblioteca, Bogum Yoon, en el que una niña coreana que ha migrado a Estados Unidos se resiste a escribir su nombre en inglés y cuando finalmente cede, padres y maestra lo celebran. La asimilación en contra del pluralismo. Es decir que las buenas intenciones de un taller o de un libro no bastan y algunas veces refuerzan más el miedo al otro y a su cultura.
Cuando Nermin era un niño, dejó su país, Bosnia, para refugiarse con su familia en Alemania. Cuando era adolescente, su familia y él dejaron Alemania para buscar mejores oportunidades en Estados Unidos. Nermin habla cuatro idiomas, también vivió en Corea del Sur, y hoy es un prominente estudiante de doctorado de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Lo conocí en Múnich porque también obtuvo la beca de investigación en la Biblioteca Internacional de la Juventud. Su proyecto consistía en la elaboración de un ensayo sobre álbumes con personajes refugiados como protagonistas. Un día, nos hizo una presentación de sus hallazgos a Ilgim, otra becaria de Turquía, y a mí. Sobre su mesa de trabajo vemos libros con rejas, bombas, armas, maletas, cajas, balsas; gente corriendo, niños y niñas tomados de la mano, familias enteras escondidas, una madre abrazando a su bebé…
Lo primero que hizo Nermin fue diferenciar los libros sobre migrantes de los de refugiados. Para ello tenía que quedar claro que algún conflicto violento había orillado a los personajes a dejar su país. Uno de sus libros favoritos, uno francés, es Little Man de Antoine Guilloppé (Gautier Languereau, Paris, 2014), en el que un niño negro que vive en Nueva York recuerda la guerra en su país y sueña con cruzar corriendo el puente de Brooklyn para conocer Manhattan. Otro, en alemán y árabe, Bestimmt wird alles gut (Todo estará bien) de Kirsten Boie y Jan Birck (Klett Kinderbuch, 2016) relata la larga travesía, llena de encuentros, de una familia desde Siria hasta Alemania. El que más me gusta es un libro polaco, Wędrówka Nabu(La caminata de Nabu) de Jaroslaw Mikołajewski y Joanna Rusinek (Austeria, 2016), sobre una niña que debe huir sola de su aldea incendiada hasta encontrar un lugar seguro.
Hay muchos más, Nermin encontró más de los que esperaba, el interés en este tema crece, quizá sea el gran tema hoy y en los próximos años, opina Nermin, quien al final me propone que hagamos un libro juntos, sobre un muro…
El viaje y la llegada
También puede interesarte este informe preparado por la UNICEF: «Decenas de miles de niños, muchos de ellos no acompañados o separados de sus familias, realizan un peligroso viaje como refugiados y migrantes con la esperanza de encontrar seguridad o una vida mejor en Europa. Más de 9 de cada 10 niños refugiados y migrantes que han llegado este año a través de Italia no están acompañados por ningún adulto, un factor que ha impulsado a UNICEF a advertir sobre las crecientes amenazas de abuso, explotación y muerte a las que están haciendo frente. El informe documenta los terribles riesgos que confrontan los adolescentes en su huida para escapar conflicto, la desesperación y la pobreza».
Además, mantente atento a las inscripciones del Seminario Internacional de Promoción de Lectura de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil de la FILIJ pues este año estará dedicado a la migración.
Periodista, escritor, investigador y mediador de lectura. Máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil por la U. Autónoma de Barcelona. Jurado de premios de LIJ nacionales e internacionales, miembro de comités editoriales, profesor en instituciones y universidades de México y el extranjero y colaborador de bibliotecas y proyectos comunitarios de promoción lectora. Ha sido becario de la ONU, el FONCA, la Biblioteca Internacional de la Juventud en Múnich, el CEPLI en Cuenca y la Fundación de Cornelia Funke en California. Entre otros reconocimientos ha recibido el Premio Nacional Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2015 y The White Ravens 2017 por su libro El dragón blanco y otros personajes olvidados (FCE, 2016); y el Premio Antonio García Cubas 2019 del INAH al mejor libro y labor editorial, en categoría obra infantil y Los Mejores del Banco del Libro por Jomshuk. Niño y dios maíz (Castillo, 2019). Como antologador ha publicado La hoguera de bronce. Historias de selvas y ciudades (Secretaría de Cultura, 2017), Renovar el asombro. Un panorama de la poesía infantil y juvenil contemporánea en español (UCLM, 2019) y, próximamente, Cajita de fósforos. Antología de poemas sin rima (Ekaré, 2020). En todas sus áreas de especialización le interesa el diálogo directo con niños, niñas y jóvenes. Tiene un blog de periodismo especializado en literatura infanitl y juvenil: linternasybosques.com.
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De niño me gustaba jugar a los desastres naturales, inventar cuentos y pasear en mi triciclo rojo.
Todos los domingos íbamos a la playa. Pero yo prefería los nortes del invierno. O brincar de una roca a otra en la selva de los Tuxtlas y no me importaba nadar en albercas con el agua verde.
Nací a medianoche, en los primeros minutos del 15 de agosto de 1983, en un cuarto de un hospital muy pequeño, que tenía una ventana por la que se veía un almendro. En Veracruz, México.
Espero envejecer como mis abuelos y que alguna vez alguien vuelva a mis libros para volver a su infancia.
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He tomado talleres de crónica, narrativa y literatura infantil y juvenil con María Teresa Andruetto, Teresa Colomer, Marina Colasanti, Daniel Goldin, Brenda Bellorín, Cecilia Silva Díaz, Michèle Petit, Joëlle Turin, Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Manuel Peña, Julio Villanueva Chang, Andrea Fuentes Silva, José Luis Martinez Suárez, José Homero, entre otros.
Tengo un máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Autónoma de Barcelona. Estudié Ciencias de la Comunicación, enfocado en Periodismo, y un certificado en Literatura en la Universidad de las Américas Puebla con la beca Excelencia Jenkins. Fui editor del periódico universitario y presidente de la asociación ambiental estudiantil.
Mi tesis de licenciatura, dirigida por Ignacio Padilla, fue una propuesta de revista de arte y ambientalismo que me hizo graduarme con Magna Cum Laude, obtener el Premio Estatal de Periodismo Luis Tecuapetla en Puebla y el segundo lugar del Premio Nacional de Trabajos Recepcionales del CONEICC. Una versión muy parecida de la revista fue adoptada por el periódico Reforma para publicarla bimestralmente con el nombre de “Verde” y continúa vigente.
Fui reportero y editor de suplementos especiales del periódico Reforma, donde constituí y edité varias revistas. He publicado mis textos en revistas digitales e impresas como Punto en línea, Picnic, La Peste, Pijama Surf, Letras Explícitas, Registro, México Desconocido, Revista Había Una Vez, Cuatrogatos, Ventana de Papel, Ciclo y Genial y Like (revistas y secciones infantiles y juveniles del periódico Reforma).
Fui elegido por el Banco Interamericano de Desarrollo como periodista representante de Latinoamérica para la cobertura del Primer Foro de Crecimiento Verde celebrado en Seúl, Corea del Sur; por las Naciones Unidas para cursar talleres de periodismo ambiental en Indonesia y Panamá; y por la embajada de Israel en México como periodista represente de Latinoamérica en la Conferencia de Tecnologías del Agua PRE WATEC en Tel Aviv.
Vivo en la ciudad de México desde el 2008. Escribo de viajes, medio ambiente y LIJ para el periódico Reforma.
Trabajo con grupos de promoción de lectura en primarias y en la Biblioteca Vasconcelos, y soy fundador de la biblioteca comunitaria BRINCO-Lectura.
Soy miembro de la Red Internacional de Investigación Universitaria en LIJ, por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. He impartido talleres y ponencias en diversos congresos y encuentros, y soy profesor invitado en los cursos de LIJ de la Universidad Nacional Autónoma de México y en A Leer/IBBY México.
También colaboro con la Dirección General de Publicaciones del CONACULTA, la revista chilena Había Una Vez y la Fundación Cuatrogatos.
Además soy educador ambiental certificado por el CECADESU.
Ha sido becario de la ONU (2010) y el programa Jóvenes Creadores del FONCA en dos ocasiones (2013-2014; 2018-2019); realizado estancias de investigación en la Biblioteca Internacional de la Juventud en Múnich (2017) y el Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil, CEPLI, en Cuenca (2017), y residencias artísticas en el Centro de las Artes de San Agustín, Oaxaca (2018) y en California con la Fundación de Cornelia Funke (2019, 2020).
Blog de lectura crítica y periodismo especializado en literatura infantil y juvenil.
Soy Adolfo Córdova Ortiz, escritor, periodista, investigador y mediador de lectura independiente. Cursé el Máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Autónoma de Barcelona en 2012-2013 y en enero de 2014 lancé este blog. He sido becario de la ONU, el FONCA, la Biblioteca Internacional de la Juventud de Múnich, el CEPLI-UCLM y la Fundación de Cornelia Funke. Colaboro con diversos medios impresos y digitales e instituciones de fomento a la lectura. Soy profesor invitado en cursos presenciales y en línea de varias universidades y he sido jurado de premios de LIJ nacionales e internacionales. He publicado libros y antologías para niños, niñas y jóvenes y para mediadores. Todas las entradas en este blog, salvo las etiquetadas como «Expertos invitados», son de mi autoría. ¡Bienvenid@s!
Blog ganador del Premio Latinoamericano de LIJ «La Hormiguita Viajera» 2016
Otorgado por la Biblioteca Popular Madre Teresa, Prov. de Buenos Aires, Argentina.
Mis libros
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Casa Gallina, 2022. Descarga gratuita. Clic en la imagen.
Ekaré, 2021. Los mejores del Banco del Libro de Venezuela 2022, Recomendado Premio Fundación Cuatrogatos 2022, The White Ravens 2022.
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Alboroto Ediciones, 2019. Postulado a Los Mejores Libros para Niños y Jóvenes 2020 del Banco del Libro. Recomendado Premio Fundación Cuatrogatos 2021. Favorito del Comité Lector de IBBY México en su Guía de Libros Infantiles y Juveniles 2021. Seleccionado para la Biblioteca SEP Centenaria 2022 en edición bilingüe Maya-Español.
Ediciones Castillo, 2019. Mención Honorífica del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2015, en categoría poesía infantil. Premio Antonio García Cubas 2019 del INAH al mejor libro en categoría obra infantil. Mención Honorífica del Premio de Ilustración del Festival de Lectura de Sharjah en Emiratos Árabes 2019. Favorito del Comité Lector de IBBY México en su Guía de Libros Infantiles y Juveniles 2020. Recomendado del Premio Fundación Cuatrogatos 2020. Premio Los Mejores Libros para Niños y Jóvenes del Banco del Libro 2020. The BRAW Amazing Bookshelf 2022 a los 100 mejores libros de la Feria del Libro de Bologna. Seleccionado para la Biblioteca SEP Centenaria 2022 en edición bilingüe Nuntajiiyi-Español.
CEPLI-UCLM, 2019.
Secretaría de Cultura, 2017. Postulado a Los Mejores Libros para Niños y Jóvenes 2018 del Banco del Libro. Seleccionado Programa Nacional de Salas de Lectura 2018. Seleccionado en Guía de Libros Infantiles y Juveniles de IBBY México 2020.
Fondo de Cultura Económica, 2016. Beca Jóvenes Creadores FONCA 2013-2014. Premio Nacional Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2015. Seleccionado SEP 2016. Seleccionado The White Ravens 2017 de la Biblioteca Internacional de la Juventud. Finalista Premio Fundación Cuatrogatos 2018. Premio Los Mejores Libros para Niños y Jóvenes del Banco del Libro 2018. Programa Nacional de Salas de Lectura 2018.
Secretaría de Cultura, 2016.
Pearson, 2015. Postulado a Los mejores libros para niños y jóvenes 2016 del Banco del Libro. Guía de libros recomendados de IBBY México 2017 y Recomendado en el Premio Fundación Cuatrogatos 2017.
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