Los favoritos de Toño Malpica. ¿Que yo gané qué? II
Y entonces le hice la pregunta insoportable: De todos los libros que has publicado, ¿cuál es tu favorito? Toño titubea. Insisto: Ya sabes, ¿cuál salvarías del fuego?, ¿cuál te llevarías a […]
Expediciones a la literatura infantil y juvenil
Y entonces le hice la pregunta insoportable: De todos los libros que has publicado, ¿cuál es tu favorito? Toño titubea. Insisto: Ya sabes, ¿cuál salvarías del fuego?, ¿cuál te llevarías a […]
Se sale con la suya.
Pero como tiene una prole muy grande, logramos que por lo menos me diga cinco; y cambiamos rápido de tema porque ya va a empezar a mencionar más.
1. Las mejores alas (Castillo, 2001), porque fue el primero, ganó un premio y lo hizo entrar a la LIJ.
2. La saga de El libro de los héroes (hace trampa porque esta saga abarca CINCO libros, tres hasta ahora publicados: Siete esqueletos decapitados, Nocturno Belfegor, El llamado de la estirpe; Océano, 2009, 2011, 2014) porque es su proyecto más arduo, más complejo, con un protagonista, Sergio Mendoza, que ha crecido mucho. Además, son los libros que reciben comentarios más entusiastas de sus jóvenes lectores.
3. Margot, la pequeña, pequeña historia de una casa en Alfa Centauri (Norma, 2011) porque le trajo reconocimiento y proyección internacional.
4. Billie Luna Galofrante (Norma, 2008) porque es su libro más personal, toca temas que le apasionan, como el jazz. Los comentarios más entusiastas que recibe de los lectores, después de El libro de los héroes, son de esta novela.
5. Ulises 2300 (Ediciones SM, 2003) porque fue su primer premio fuerte y lo escribió sin ningún tipo de presión, con un tono que todavía le gusta. Aunque luego corregiría muchas cosas, lo escribió «de una sentada».
Hace una semana se dio a conocer que Antonio Malpica fue elegido el ganador del XI Premio Iberoamericano SM de LIJ. A leer/IBBY México fue la organización que postuló a Toño. No era la primera vez que postulaban a un mexicano, pero recién ahora consiguió México su primer premio. Toño bromea (aunque parece convencido): «Si me hubiera tocado el año que ganó Jordi Sierra i Fabra (2013), seguro pierdo».
Para celebrar, le pedí a muchos de sus colegas, editores y lectores que en lugar de enviarle un mensaje de felicitación, compartieran cuál era su libro favorito (o alguno de los favoritos) y por qué. Aquí está la primera entrega y esta es la segunda. Muchas gracias a todos.
En 15 años, Toño Malpica ha escrito, él solo, lo que produciría toda una generación de escritores, por eso siempre sospeché que comandaba a un ejército de monos entrenados para escribir (aunque antes los mandó a estudiar en la Sogem). Ha producido libros que abarcan casi todos los géneros: aventuras, novela histórica, terror, sagas, álbum ilustrado, historias cómicas, ciencia ficción, policíaco, de denuncia social, teatro y cómics. Se destaca por su gran solvencia narrativa y personajes entrañables (aunque creo que ningún mono entrenado podría conseguir eso). Uno de mis preferidos es Diario de guerra del coronel Mejía. Poncho, el protagonista, está dispuesto a salvaguardar la soberanía de México durante la Segunda Guerra Mundial. Es un gran retrato de la infancia y una estupenda recreación de la ciudad de esa época.
¿?
Uno de los aspectos más sorprendentes de la obra de Toño es la variedad de temas y el humor delirante que se filtra en casi todos, y digo casi, porque hay unos en los que uno se ríe y se espanta por partes iguales.
Me encanta El lápiz de labios del señor presidente pues quedé hechizada por Maré, ese protagonista que solo se quiere comer su pan de dulce con leche y termina metido en unos líos increíbles. Recuerdo la deliciosa sensación de sorpresa cuando lo leí: «¿quién es este cuate?», me pregunté. Laura Lecuona, a quien todos debemos tantas cosas, fue quien me puso los libros en la mano. Ella, con una sonrisa cómplice, vio cómo me convertía en una lectora maravillada. Y tengo una confesión que hacer: en realidad mi libro favorito de la obra de Toño va a aparecer pronto. Porque somos arrieros y en el camino de la LIJ andamos, lo leí. Me divertí como enana y me reí como loca. Lo disfruté más que los otros. Pero todavía no sale y no puedo decir más… solo que esperen. Cuando aparezca en librerías comprobaremos una vez más (aunque no hace falta: con lo publicado basta), porqué ganó este premio. Ya verán…
Uno de los libros de Toño Malpica al que más cariño le tengo es Una canción por Temo. Seguramente porque Archi (su protagonista) y yo, somos contemporáneos (y el que también lo editara yo es mera coincidencia, lo juro).
En pocas líneas uno puede reír, llorar y reflexionar al mismo tiempo. Y es justo la voz de sus personajes lo que los hace inolvidables y entrañables: Archi es un niño cualquiera, de familia de clase media; también es irreverente (él es el niño más malvado de su colonia) y tuvo que ver con sus propios ojos cómo su colonia (la Roma, donde Toño sigue habitando) quedó prácticamente destruida después del terremoto de 1985. Y también se enteró de que Temo, su compañero del catecismo, no volvería a jugar fútbol y no haría su primera comunión… pero la vida es así, como la narrativa de la historia: uno ríe y llora en segundos.
En Una canción por Temo los niños juegan Atari, comen hamburguesas en Burger Boy; comparten Palelocas llenas de Miguelito, ven películas en formato Beta y VHS, van al cine Continental (ese con el Castillo Disney en la fachada): cosas que tal vez no les suenen a los niños actuales aunque, algo que hacían los niños de los ochenta y los de hoy es leer. La buena literatura infantil no es aquella que educa, ni la que “aporta valores”; es la que le da voz a los que no siempre la tienen en el mundo de los adultos. Y gracias a autores como Toño, ese vacío, se hace cada vez más pequeño.
O bueno, eso creo yo, que aún creo en nuestras pequeñas trincheras.
Si tanto te gusta el tema postapocalíptico, léete éste, me dijo mi entonces novio (ahora esposo), y me dio un ejemplar de El Impostor, de Antonio Malpica. En ese entonces (principios del siglo XXI) yo estaba muy clavada con la literatura de horror y con el cyberpunk –y desde niña era muy fan de las historias que ocurren después del fin del mundo: aventuras de bárbaros y hechiceros en medio de las ruinas del metro. No había leído, hasta entonces, ninguna que ocurriera en México. Y como muchos lectores malacostumbrados a la idea falsa de que en México sólo hay literatura-aburrida-que-dejan-en-la-escuela, le tenía cierta desconfianza a los autores de acá (empezaba a darles una oportunidad, pero todavía me daba por el prejuicio).
En fin, tomé el libro que me ofrecía mi entonces novio y decidí leer un par de páginas para calarlo. El par de páginas se convirtió en una tarde completa y sólo lo solté al terminarlo. El mero final no me encanta, pero se lo perdono porque el trayecto hasta ese punto lo pasé maravillada y en la emoción total: la historia se desarrolla en un mundo estilo Mad Max, y el protagonista, uno de pocos sobrevivientes a una enfermedad que diezmó al mundo, trata de mantenerse civilizado (es decir, no caer en la barbarie que lo rodea) mientras recorre las ruinas de la ciudad de México… ¡en patines! Desde entonces he leído muchos otros libros de Toño, pero El impostor sigue siendo mi favorito, porque es el que me ayudó a desterrar por completo esa idea de la literatura mexicana aburrida.
Mi libro favorito de Toño Malpica no es, como pudiera pensarse, el Querido Tigre Quezada porque todos sabemos que un verdadero tigre nunca jugaría en un equipo tan horrible como las Chivas.
Mi libro favorito de Toño es Por el color del trigo, un libro que te conduce a otros libros y que en lugar de responder preguntas te llena de dudas. Muy pocos escritores se atreverían a sentarse a dialogar con la figura de Antoine de Saint-Exupéry. Toño se atrevió y su avión y su libro y su Bribonzuelo siguen volando felices allá arriba.
Seré muy conciso: No conocí a Toño Malpica por los libros: era vecino de mi hermano en un edificio de la colonia Roma. Como ambos son músicos, se hicieron cuates. Cuando descubrimos que éramos colegas, hubo una chispa inmediata. Alguna vez diseñé un cartel para una obra de teatro escrita por él y su hermano Javier. Nuestra amistad se extendió a nuestras familias. Y aunque varias veces intentamos hacer un libro juntos, él escribiendo y yo ilustrando, siempre se nos frustraba el proyecto. Hasta ahora. Está por salir #Másgordoelamor, en donde tuve el gusto de dibujar unas tiras cómicas escritas por Toño que complementan la magnífica novela. Así que disculpen lo sesgado, pero ahora éste es mi libro favorito de mi carnal Malpica.
Autores como Toño Malpica me inspiran un sentimiento extraño: una mezcla de admiración (sincera, chapeadita, robusta: la que es inevitable ante los artistas realmente grandes) y pesadumbre. La pesadumbre es porque uno es colega de Toño, y hace su luchita, pero no está tocado por la gracia: jamás podrá escribir tanto, con tanta velocidad, con mano tan segura. Ni modo: lo hace él, por suerte para el mundo en general y para los muchos lectores que tiene y que disfrutamos sus obras.
Pensando en esto, siempre me acuerdo de uno de los primeros suyos que leí, y que conocí además sin saber el nombre de su autor: en 2003 me tocó ser miembro del jurado del Premio Gran Angular de novela juvenil, convocado por ediciones SM, y entre las novelas concursantes ganó Ulises 2300, de Toño: la historia de Ulises, el chavo que es un prodigio del ajedrez, que tiene un talento insuperable, pero que no está interesado en el juego: que está en su propia búsqueda y su propia vida. Toño es parecido, aunque no igual, a este personaje suyo: uno de esos talentos naturales, perfectamente formados desde las primeras obras, que dejan a todos los demás sorprendidos y abrumados. Un corredor tan rápido (para describirlo de otro modo) que llega a la meta cuando los demás apenas están en la línea de salida, y al que no se le ve ni el polvo (éste es el origen de la frase) que va levantando a su paso. Por suerte el talento de Toño coincide con su pasión: es un gran escritor, y quiere escribir, y escribe todo el tiempo con el goce que se traspasa a cada palabra de su obra.
Sin duda Las mejores alas, porque es el primer libro de Toño, porque tuve la oportunidad, junto con Pilar Armida, de publicar la segunda edición y, sobre todo, porque recién llegada al mundo editorial mexicano, Toño confió en mi trabajo a pesar de ser una editora novata.
Muy pronto empecé a decir que era mi autor favorito, pero él se tardó muchos años en creer cuánto respeto y cariño le he tenido desde el inicio. Que este autor favorito sea ahora el primer mexicano en ganar el Premio Iberoamericano SM, habla de su enorme capacidad de crear libros que se quedan y que ya conquistan a más de una generación.
Imposible e injusto inclinarse definitivamente por una sola obra de Toño Malpica. Títulos indispensables como: Billy Luna…, Diario de Guerra…, Margot…, la saga de El libro de los héroes… seguramente compiten por ser el preferido de los lectores. Yo podría hablar en específico de Por el color del trigo, quizás por ser un claro prototipo de la literatura de mi hermano: personajes entrañables, anécdota perfectamente trazada y profundamente conmovedora en su discurso. Con un estilo lúdico, sencillo y poético es este un sincero homenaje a una obra fundamental de la literatura, a la amistad y al proceso creativo de un autor obsesionado con sus personajes. Casi imposible que uno lea la -muy bien dramatizada- historia real del autor de El Principito, Tonio; de su mejor amigo en el mundo, León; y del niño de cabellera rubia por todos conocido, sin sentir un nudo en la garganta y un deseo irresistible de ver una noche estrellada y sonreír con ella.
Una canción por Temo. Dice Toño: «Imagino que es su favorito porque se identifica mucho con Archi (quien tiene un mejor amigo (como él), y una hermanita pequeña (como él), y vacaciona en Oaxtepec (como él a veces) y vive en un edificio de la colonia Roma (como él)) y le parecen simpáticas muchas de las cosas que pasan ahí. Habría que decir que cuando viene lo del temblor ya no se divierte tanto, aunque le gusta mucho que Luis Justino al final se salve. No sé… Creo que por ahí va».
¿Y el de Flor Aguilera, Libia Brenda, Áurea Xaydé Esquivel, Laura Lecuona, Valeria Gallo, Dalina Flores, Martha Riva Palacio Obón, Enrique Torralba, Monica B. Brozon, Nacho Casas, Antonio Ramos Revillas, Andrés Acosta, Federico Ponce de León Turiján, Bernardita Cruz Montes y Fanuel Hanan? En la primera entrega, aquí.
¿Sabrán en Francia que un escritor mexicano se puso a dialogar con su tocayo Antoine de Saint-Exupéry? ¿Ayudará este premio a que se traduzca su novela Por el color del trigo al francés? ¿Cómo le van a hacer los franceses para pronunciar la «ñ»?
Entrevisté por primera vez a Toño cuando acababa de salir Por el color del trigo. Nos vimos en un café y ahí me contó que de niño le hacía al explorador tipo Tom Sawyer y que le gustaba Bob Esponja, pero lo que más me llamó la atención fue la devoción con la que hablaba de sus amigos, incluido su hermano Javier. Un año después, cuando leí Ka súut naj: Vuelta a casa (Alfaguara, 2012), me di cuenta que no era necesariamente el valor que le daba a la amistad lo que me había sorprendido, sino la devoción, la lealtad que le pone a los temas que aborda. Y automáticamente Vuelta a casa se convirtió en mi libro favorito de Toño.
Felipe, un esclavo maya encerrado injustamente, sufre más el cautiverio porque tiene un deseo: casarse con Ofelia. Toño describe lo que parece el recuerdo de Felipe y del Niño Lluvia (otra suerte de Principito o Bribonzuelo) y pasan el tiempo y las cartas que le envía Felipe, pero Ofelia no responde. Me impactó, igual que los libros de María Teresa Andruetto, por su brevedad y su hondura. Estaba ese registro histórico que tanto domina y, sobre todo, una capacidad de conmover, de ensanchar mi mirada hacia el pasado (la esclavitud, la guerra de castas) y de alimentar mis ideales sobre esos vínculos que uno decide hacer de por vida. Por eso, y por tantos libros suyos que me falta leer, más que un autor premiado y prolífico, Toño es, para mí, como para muchos, un maestro.
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Los anteriores ganadores del Premio son: Juan Farias (España), Gloria Cecilia Díaz (Colombia), Montserrat del Amo (España), Maria Teresa Andruetto (Argentina), Laura Devetach (Argentina) Agustín Fernández Paz (España), Ana María Machado (Brasil), Jordi Sierra i Fabra (España), Ivar Da Coll (Colombia).
Aquí las actas de cada ganador a detalle.
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