Nunca lo pueden creer. Todos dicen: «no me lo esperaba», «había tantos colegas que lo merecían», «fue una verdadera sorpresa». Toño Malpica no es la excepción. No se lo esperaba, había otros colegas, se sorprendió mucho, dice. Pero cuando me cuenta por qué, le creo.

El sábado 29 de agosto Toño había decidido ir un rato a trabajar a su estudio. Debía entregar la versión final de una novela, la cuarta entrega de su saga El libro de los héroes. Se había puesto de plazo el lunes 31 porque quería seguir con otra novela que tiene en proceso y con una nueva comedia musical que prepara con su hermano Javier. Primer dato real: Toño Malpica escribe tanto que no tiene tiempo de preocuparse si lo llamarán para decirle que ganó un premio. 

Ese mismo sábado, en Guadalajara, mientras Toño quitaba y ponía comas, cambiaba adjetivos y pulía diálogos, un jurado se reunía a deliberar a quién reconocer con 30 mil dólares su aportación a la LIJ en Iberoamérica. Empezaron a las 10:00 horas y, tres horas después, a las 12:52, los cinco miembros firmaron al calce el acta que decía que Antonio Malpica Maury era el ganador del XI Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil. El primer mexicano. ¿Por qué? Precisamente por pulir diálogos, cambiar adjetivos, imaginar desenlaces perfectos y comienzos adictivos: por trabajar muchísimo (ha publicado cerca de 40 libros en 15 años). Aquí se lee a detalle la justa apreciación de su obra.  

Son más de las 19:00 horas y Toño sigue en su estudio. Relee y edita las 400 páginas de su novela. Teclea, cuando suena su celular. Son las 19:15, es Elisa Bonilla, directora de la Fundación SM. Toño ve su nombre en la pantalla del teléfono e imagina que lo llama para invitarlo a la Premiación del Premio El Barco de Vapor y Gran Angular o, tal vez, para que repitan un video que grabó con ellos a propósito de los 20 años de estos premios. Seguro dijo alguna burrada.

No. No era para eso.

Toño siente que se le enciende la cara. No entiende bien. No recuerda bien de qué le hablan. Elisa lee el acta, le dice que el premio le fue conferido…

Por los siguientes motivos: El amplio espectro de temas, géneros, atmósferas y estilos… La construcción de personajes entrañables… Su habilidad para… Su sensibilidad para… Su maestría para…

Toño pierde el equilibrio. Trata de recordar en qué consistía el premio. Muchas gracias. Cuelga con Elisa y googlea «Premio Iberoamericano SM» para ver exactamente qué se ganó. 

Bien. Muy bien. Excelente. Necesita salir rápido del estudio para contarle a Laura, su esposa. La entrega del premio es en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importante en Hispanoamérica. Su departamento está en el mismo edificio que el estudio, baja las escaleras como flotando porque no consigue entenderlo. Lo que es seguro es que ya no entregará el lunes su versión final de la novela. Se acaba de detener la realidad.

«Todavía no me repongo, yo creo que se les chispoteó», dice Toño. Creía que estaba muy difícil ganar.

«Es un premio por trayectoria y yo no soy de los que más años llevan en esto. Publiqué mí primera novela en 2001… son menos años de los que tiene mucha gente, yo juraba que no, se te hace tan bueno… no me hacía adentro».

Segundo dato real: Toño Malpica no es el autor con más trayectoria en México. Sin embargo, quien conoce lo difícil que es escribir un buen libro y el tiempo que lleva, reconoce que Malpica es excepcional: ningún otro autor en México ha publicado tantos libros para niños y jóvenes, con esa solidez y en ese tiempo récord. Hay muchas teorías al respecto. Algunos, como Jaime Alfonso Sandoval, creen que tiene un ejército de monos esclavos o, incluso, como dice Ana Romero, que es extraterrestre. 

Cuando llega a su departamento, Laura y sus hijos no están. Fueron con los vecinos. Toño va, entra. No sabe si decirlo. Está a punto de reventar, pero no puede, debe irse. Son casi las 20:00 horas del sábado y seguirá trabajando. Tiene ensayo con su hermano de su grupo La Cosa Mostra. Le cuenta a Laura por whatsapp. Pero Laura sí se lo imaginaba. Elisa había llamado primero a su casa y ella sospechó. Es el Premio.

Tercer y último dato real: Los que hemos leído a Toño sí podemos creer que él haya ganado. Es una sorpresa que no es sorpresa. Sorprende, sí, precisamente por la humildad con la que se maneja el autor, porque nunca acapara los reflectores. Escribe y escribe.

Pero no sorprende porque lo merece. Y con él, México, que tanta buena literatura para niños y jóvenes ha dado a Iberoamérica desde hace décadas. No solo la producida aquí, también la traducida, estudiada y promovida desde aquí. ¡A celebrar!

 

LOS LIBROS DE TOÑO. HOMENAJE. 

Para celebrar este gran reconocimiento, le pedí a muchos de sus colegas, editores y lectores que en lugar de enviarle un mensaje de felicitación, compartieran cuál era su libro favorito (o alguno de los favoritos) y por qué. La petición fue descarada: tuvieron muy pocas horas, pero muchas ganas. A algunos les escribí en la madrugada, y de madrugada, respondieron. Y fueron tantos que he decidido hacer dos entregas. Aquí va la primera. Muchas gracias a todos. 

 

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FLOR AGUILERA, escritora.

Por el color del trigo (FCE, 2012)

Conocí a Toño Malpica antes de leerlo, pero después de haberlo hojeado. Poco antes de estrechar su mano y percibir ese brillito en los ojos que surge cuando dice algo gracioso y lo sabe, había entrado a una librería y había visto su nombre en una portada nostálgica con un título que sugería, también, que pertenecía a otros tiempos. Había abierto el libro y después de ver de qué trataba, lo había comprado. Lo tenía esperándome en el buró al lado de mi cama. El libro se llama Por el color del trigo, habla de una gran amistad, una muy real, además, descubierta a través de una de las dedicatorias más célebres y más bonitas que jamás se hayan escrito: la de Antoine de Saint Exupery a su amigo Leon Werth al inicio de El Principito. En la dedicatoria Saint Exupery le pide perdón a los niños por haber dedicado el libro a una persona mayor y enseguida da tres razones para justificarse, cada una más conmovedora que la anterior. Al final el escritor termina corrigiendo la dedicatoria: A LEON WERTH CUANDO ERA NIÑO. El hecho de que Toño haya elegido hablar acerca de esa amistad compleja y profunda, dice mucho acerca de la persona que es y del escritor que es. Me parece que —como dice Antoine de León— Toño Malpica entiende muchas cosas y entre esas cosas entiende a los niños y a los adolescentes, entiende al lector de cualquier edad, entiende a los escritores que se inspiran en cosas que otros no toman en cuenta, entiende de la amistad y entiende lo que es la dedicación, con sus decenas de libros y obras de teatro. Sobre todo entiende cómo contar historias que nos conmueven, o sea que nos mueven de lugar a través de él, como escritor, y con él, como la grandiosa persona que es.

 

No nos extrañará el sistema

LIBIA BRENDA, editora.

No nos extrañará el sistema (Ediciones SM, 2014).

Aunque la competencia es reñida, porque Toño debe ser el escritor más prolífico de la LIJ mexicana, este fue el que elegí como libro favorito: No nos extrañará el sistema, una novela de ciencia ficción que escribió hace más de diez años, ganó un (ahora extinto) premio internacional de novela y que no se publicó sino hasta 2014, en SM. La historia completa de su accidentado tránsito se puede leer de la voz del propio Toño, aquí: http://on.fb.me/1mWNCxC.

Cuando leí el manuscrito quedé enganchada de inmediato; la novela me absorbió en cuanto empecé a ver, a través de las notas de Lorenzo, un Viaducto estancado permanentemente en un embotellamiento interminable, la vida de los roñas, los departamentos en los que se hacinan más de diez compañeros asignados por el gobierno, las filas de media hora para poder comprar un café o de hora y media para conseguir una simple dona, el español que ya es una mezcla de vocablos de todo el continente; y, claro, la vida del propio Lorenzo, de María, de la señora Luz. El libro extrapola la sobrepoblación y el control del gobierno, es una cruda distopía sobre lo que podría ser esta ciudad, cualquier ciudad, que tiene demasiada gente y se controla a duras penas por un sistema deshumanizado. Y está, además, emparentada con algunas de las mejores novelas clásicas de ciencia ficción.

Conocí a Toño Malpica gracias al manuscrito de un libro ilustrado que cuenta una suerte de historia alterna sobre Antoine de Saint-Exupéry, Por el color del trigo. Busqué información sobre Toño y encontré Galofrando, [http://www.galofrando.com/] su sitio personal de internet, ahí fue donde me di cuenta de que es un autor que escribe sobre las cosas en las que cree. En ese tiempo yo trabajaba en el FCE y me habían asignado ese proyecto; la colaboración no pudo ser, pero gracias a su arranque conocí a Toño en persona. Por fortuna, en SM pude editar con él esta novela que describo arriba y, en el proceso, confirmé algo que todos sus lectores intuimos más o menos y que todos sus amigos saben de cierto: que es un ser humano coherente; no sólo escribe de las cosas en las que cree, vive bajo esos mismos principios.

Vivimos un momento muy duro y lo más complicado es explicarles a los niños por qué nos están matando, por qué no hay un sistema de justicia que funcione, por qué la gente está cada vez más harta, más enojada, más triste. A contrapelo de toda esa desazón y en contraposición al cinismo de las autoridades, en México hay escritores que ayudan a mantener el rumbo y a sostener la esperanza, no porque sean ciegamente optimistas, sino justo porque saben hacer las preguntas adecuadas, porque escriben de los seres humanos que somos, sobre todo, de los seres humanos que podríamos ser, para bien y para mal: the realists of a larger reality, como dijo hace poco Ursula K. Le Guin; Toño Malpica pertenece a esa estirpe. Hacemos bien en leerlo, pero, sobre todo, hacemos muy bien en dárselo a leer a esos niños y adolescentes que, dentro de una o dos décadas, tendrán que enfrentar por sí mismos el sistema que hoy se construye.

 

Ver pasar los patos

ÁUREA XAYDÉ ESQUIVEL FLORES, investigadora.

Ver pasar los patos (Ediciones Castillo, 2008)

Leer un diario, el día a día de una persona y sus intimidades, resulta muy atractivo en el momento en que se nos permite transgredir la frontera entre lo público y lo privado y encontramos afinidades inesperadas. Hay numerosos diarios entre las ofertas editoriales de LIJ, pero hay un libro en particular que nunca deja de conmoverme: Ver pasar los patos de Antonio Malpica, el cual muestra fragmentos de la vida cotidiana de Pepino, un niño de la Ciudad de México que vive, sin ponderar mucho en ello, momentos clave de la Revolución Mexicana. Para mí, el rescate del infante como testigo y partícipe de la historia, siempre es valioso, así como la presencia de diálogos naturales repletos de expresiones locales. Pero lo más rico es poder escuchar a ese simpático chavito de 1911 y ver mi ciudad moverse y oscilar entre colores naturales y los filtros sepia o gris de las fotografías de aquel entonces; es encontrarme con una historia que promueve la nostalgia por tiempos que nunca conocí -pero que forman parte de quien soy ahora-; y es presenciar el diálogo de un individuo consigo mismo en diferentes etapas de su vida. Hay quienes dicen que la nostalgia es un sentimiento sólo de adultos, pero es no es verdad necesariamente; este libro, leído y actualizado por niños, es prueba de ello.

 

el lapiz de labios del señor presidente

LAURA LECUONA, editora.

El lápiz de labios del señor presidente (SM, 2009)

Mi primer día de trabajo en el mundo de la literatura infantil y juvenil me esperaba un original de Toño Malpica en el escritorio. Las editoras María Cristina Vargas y Ana Sofía Ramírez lo recomendaban, pero la decisión de publicarlo, o no, estaba pendiente desde hacía unos meses. Había dudas porque no era una obra que fácilmente pudiera catalogarse como literatura juvenil. Era una gran novela policiaca, llena de tensión, delirio, humor negro, giros argumentales inesperados… y un protagonista con el que, en efecto, ningún menor de sesenta años se iba a identificar: un jubilado que se encuentra muy cómodo en su rutina de pan dulce y leche caliente a las ocho en punto frente a la televisión. Esa novela no habría tenido dificultades para encontrar un lugar en catálogos de literatura sin etiquetas; cualquier lector, joven o adulto, podía angustiarse y deleitarse con las peripecias del inocente Maré. Pero si Toño Malpica por alguna razón se la ofreció a SM y no a Tusquets, Alfaguara, Planeta o Random House, ¿cómo no íbamos a publicarla? Una no deja ir manuscritos extraordinarios así como así. Después de El lápiz de labios del señor presidente he leído varias obras de Malpica y he sido orgullosa editora de una que otra más, pero ésa sigue pareciéndome superior a todas. Y no porque le tenga un cariño especial, aunque claro que esto también es cierto.

 

VALERIA GALLO, ilustradora.  

Un viejo gato gris mirando por la ventana (FCE, 2015). 
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Es difícil recomendar un sólo libro de Toño Malpica. Le tomé un cariño especial, sin conocerlo, luego de leer con mi hijo, Por el color del trigo. En primer lugar porque El Principito siempre me ha parecido un libro maravilloso, y más que nada, por la manera tan natural, tan sin prejuicios con la que escribe Toño. Esa forma de decir las cosas sin subestimar en lo absoluto al lector, sea niño, adolescente o adulto, él, Toño es como es en sus textos. Sus recuerdos, su gusto por el jazz, sus sentimientos, su manera de ver la vida lo pone ahí en sus libros, tal y como es, y le apuesta a que el lector lo va a entender y va a conectar con él; y así sucede. Pero si tuviera que decir un sólo libro, me quedaría con Un Viejo Gato Gris Mirando por la Ventana. Porque habla de la felicidad. De lo simple y sencilla que puede ser la felicidad si no nos empeñáramos tanto en conseguirla.

 

Soldados-en-la-lluviaDALINA FLORES, investigadora. 

Soldados en la lluvia (Norma, 2013).

La lectura de Soldados en la lluvia significó una sacudida: me enseñó un mundo que, aunque muy cercano, pues tiene que ver con nuestra historia nacional, me era totalmente desconocido. A través de su historia, me di cuenta de que la Revolución mexicana tuvo otros rostros, no sólo los oficiales que durante años hemos conocido en las estampitas biográficas. Al ir leyendo, vamos desentrañando el significado real de una guerra, desde la mirada de dos chicos muy valientes y de un hombre cuya bondad ha quedado enterrada por capas de indiferencia y miedo. A partir de una estructura no lineal, Toño Malpica entreteje discursos aparentemente irreconciliables: un mito bíblico, la cotidianeidad de un par de huérfanos y la inminente muerte de su abuelo, y una serie de casualidades que revelan un origen casi genético. El narrador-personaje cuenta, a través de dislocaciones espaciotemporales, tres historias que habrán de integrarse de una manera sorpresiva y que nos permiten reflexionar sobre la vida que cada uno de nosotros poseemos. Al ir leyendo, la lucha revolucionaria deja de ser un asunto ajeno y por eso se asume de otra manera. Malpica nos muestra que hay más heroísmo en las acciones de un niño de 9 años que trata de ganarle al diablo la vida de su abuelo, que en los fríos héroes nacionales. La novela es una historia fabulada por un personaje muy cercano al lector, quien nos hace sentir su universo ficcional como si fuera nuestro. 

 

MARTHA RIVA PALACIO OBÓN, escritora. Es difícil elegir un libro entre todos los que ha escrito Toño Malpica.  Cada historia te atrapa de forma diferente, creo yo. Pero si he de hablar de una nada más, elijo Los mil años de Pepe Corcueña (Ediciones El Naranjo, 2010)Es una historia entrañable, dura por momentos pero que sin embargo te hace soñar. Imaginar para sobrevivir, ¿cuántos niños no saben de eso? La fantasía, la poética es también resistencia. Esta novela corta me enseñó mucho sobre cómo hablar de temas tan duros como el secuestro sin dejar de ser niño.

ENRIQUE TORRALBA, ilustrador. El libro que recomiendo obviamente es el libro que hicimos juntos o al que me invitaron colaborar, Y ahora somos dos (Ediciones SM, 2012) que escribió Toño y fue comisionado desde SM. Me gusta la sutileza y naturalidad del texto, realmente Toño sabe como llevar al lector manteniendo siempre un ritmo que desemboca en un desenlace deseable, pero no por eso predecible. Sin duda, Malpica no sólo es un contador de cuentos si no un director de orquesta de palabras en renglones saltarines.

MÓNICA B. BROZON, escritora. He leído muchos libros de Toño y los he disfrutado por igual, pero creo que el que más me ha gustado es Había una vez un niño llamado Perico (Norma, 2009), por hilarante y locochón. Igual un cuento padrísimo que está en una antología de Editorial Norma y que tiene el extraño título de Para zurgar la canda. Felicidades a nuestro imparable colega. Muchos éxitos más.

NACHO CASAS, cuentacuentos. Una pequeña heroína, salida de los basureros de una de las más grandes ciudades del mundo, tiene una misión casi imposible. Sin gritos ni aspavientos, con esa ingenuidad contundente y efectiva de los niños, Margot, a la manera de Momo de Michael Ende, logra que un personaje tieso, inmerso en el mundo de los negocios, del dinero, de los hombres grises, voltee a ver un poco las cosas sencillas de la vida, esas de las que habla John Lennon cuando dice que: La vida es lo que sucede cuando estás ocupado haciendo otras cosas. Margot, la pequeña, pequeña historia de una casa en Alfa Centauri. (Norma, 2011).

ANTONIO RAMOS REVILLAS, escritor. De toda la obra de Antonio Malpica que he leído la que más me agrada es Por el color del trigo. Está escrita con una sensibilidad que apabulla, con imágenes bien logradas que nos remiten a la imaginación y al vuelo. Con pocas palabras, puesto que es una novela breve, Antonio reconstruye los momentos de soledad y añoranza y de dificultad de Exúpery antes de escribir su famoso libro de El principito. Por el color del trigo se anuda, se lía a la tradición tonal de ese libro y Malpica además nos devela a un hombre que simplemente soñó con volar. Este es un libro que me recordó amigos, ciertas añoranzas y el gusto por mirar siempre, por la ventanilla del avión, las nubes que siempre sorprenden.

Ulises 2300ANDRÉS ACOSTA, escritor. Entre colegas, sabemos que Toño Malpica es uno de los creadores mejor dotados. A mí me sigue gustando el primer libro que leí de él: Ulises 2300 (Ediciones SM, 2003). Gracias a su novela, me quedó claro que la literatura juvenil mexicana puede alcanzar niveles de calidad que nada le piden a la gran narrativa para adultos. Toño ha demostrado ser un maestro para caracterizar personajes y para construir tramas siempre interesantes. Ninguno de sus libros me ha fallado.

FEDERICO PONCE DE LEÓN TURIJÁN, editor. Mi libro favorito de Toño es El lápiz de labios del señor presidenteFue el primer manuscrito con el que trabajé, muy tras bambalinas. Su cuidada prosa y sus personajes adultos resultaron para mí la gran prueba de que la literatura juvenil tiene también lectores muy sofisticados. Abrió además la brecha para que propuestas “menos juveniles” entraran a la colección Gran Angular.

Billie Luna GalofranteBERNARDITA CRUZ MONTES, editora. Billie Luna Galogrante (Norma, 2008). Lo leí hace un par de veranos, en un día, de la mañana a la noche, así, sin parar (solo para meterme al mar y comer). Una trama vertiginosa, que va del desconcierto a la certeza, de lo cotidiano a lo imposible, con mucha música de fondo. De hecho cuando lo saqué del librero (para escribir este comentario), una de mis hijas me dijo «ese libro te encantó». «¿Y cómo sabes eso?», le respondí. «Porque me acuerdo de ti leyéndolo y lo estabas pasando bien».

FANUEL HANAN DÍAZ, investigador. Me gustó Margot y es la gandora del premio Norma. La combinación de ternura, tragedia y humor… que la relidad puede ser dura pero siempre hay espacios que se llenan con esperanza y solidaridad.

 
 

Y EN LA SEGUNDA ENTREGA…

¿Y LOS DE TOÑO? Tiene unos 40 libros, y aunque fue difícil, logró mencionar sus 5 favoritos. Además, un texto de Ana Romero fuera de órbita: UN ALFACENTAURIANO EN LA ROMA, y más libros preferidos de sus colegas, editores y lectores. ¡Para seguir celebrando!

Foto de portada: Laura Lecuona


 

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7 Comentarios »

  1. Pingback: May Round-up
  2. Elegí Una canción por Temo de la la colección “Torre de papel” de la editorial Norma. El personaje principal es Archi, un niño que está en segundo de primaria, él nos narra de una forma muy fresca y sencilla el mundo que se vivía en la ciudad México de los 80, específicamente, en la colonia Roma, días previos al temblor del 19 de septiembre de 1985 y también algunos posteriores. Una canción por Temo es del género epistolar, nada común en nuestros días, estas cartas están dirigidas a un amigo imaginario de Archi llamado X22 con el cual dialoga día a día y nos hace partícipes de esa sensibilidad, imaginación y forma tan característica de ver el mundo de un niño. La conjugación que se da entre el texto de Malpica y las ilustraciones de Margarita Sada tiene una perfecta armonía, pues lograron plasmar el silencio posterior al sismo de una manera magnífica y de la que muchos fuimos testigos. El final es inesperado y lleva implícito un homenaje para aquellos, que desde ese día, ya no están con nosotros.

  3. Yo amo el libro de «las mejores alas» puedo reír y llorar mil veces con las historias de Gus y su inocencia tan marcada a pesar de vivir en situaciones adversas

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