Cuando todavía no había pesca ni instrumentos musicales ni cuchillos de piedra ni símbolos ni fuego, entonces, hace 200 mil años, nuestra especie, ya tenía bosque.

Era un bosque muy grande y la niña tenía tanto miedo que miraba los árboles y las hojas, y no sabía qué hacer. 

No podía ver qué animales la acechaban, pero sabía que había muchos entre aquellos troncos altísimos.

Llegada la noche, empezó a soplar un viento tan fuerte que le produjo un susto terrible. Por todos lados creía oír aullidos de lobos y de criaturas de las que no sabía el nombre. Sentía sus pisadas sobre las agujas de pino. Sabía que se acercaban para comérsela. 

Caminó apresuradamente, y corrió, y caminó y saltó un charco, perseguida por el eco de sus propios pasos, que aumentaba y retorcía los cuerpos de las bestias en su cabeza.

Hasta que, agotada, cayó sobre un blando musgo y descansó.

Cientos de gusanos de luz brillaban en la hierba y el musgo como pequeños ojos verdosos. La niña tocó con la mano la hierba alta, y los brillantes insectos cayeron sobre ella como estrellas… y como gotas de lluvia. Parecía que con su mano había desatado también una tormenta, porque en ese instante, una lluvia tupida la empapó.

Corrió entre las piedras y las zarzas para buscar un refugio, y vio a los animales salvajes que la habían acechado. Corrían como ella, pasaban a su lado sin hacerle daño.

Ella caía a cada paso y se levantaba cubierta de lodo, pero igual corrió y corrió entre aquellas espesuras llenas de truenos y aullidos hasta que entendió que los árboles no tendrían fin.

Temblorosa, trepó a la cima de uno para ver si descubría algo. Giró la cabeza de un lado a otro y reconoció una lucecita, como de un candil, lejos, más allá del bosque. 

Bajó del árbol, y cuando llegó al suelo, no supo exactamente hacia dónde dirigirse, no conseguía ver aquella luz. Desesperada, caminó con prisa de nuevo, y detrás de varias ramas se topó con una casita, sin candil, pero con techo suficiente para salvarla.

Ni siquiera tocó, empujó la puerta, entró. No le importaba si encontraba allí algo horrible y sin nombre. 

La niña, Blancanieves, se acomodó en la camita más amplia y se perdió otra vez, en un sueño profundo.

Juan Gedovius lectura
Ilustración de Juan Gedovius para el libro 101 aventuras de la lectura de Artes de México.

 

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UN AÑO DE LINTERNAS Y BOSQUES

Sabemos que la vida de nuestra especie comenzó en el bosque.

Que el mar, el hielo, el desierto, fueron conquistas posteriores.

El bosque es nuestro hogar natural y el hogar de nuestras primeras historias y pesadillas.

Con el fuego, empezamos a cruzar fronteras de árboles y a caminar a pesar de la oscuridad. Y así pudimos danzar y cantar y contar cuentos. 

Hoy el fuego es una linterna.

Linternas y bosques. 

Con linternas abrimos túneles de luz en las noches cerradas. Desde la infancia, la linterna es ese amuleto que apretamos en la mano, la varita mágica con la que aparecemos y desaparecemos las pisadas y los murmullos, la espada con la que atravesamos las sombras. La linterna es una extensión de los ojos, para mirar tras la sospecha de monstruos y aleteos. Lámparas y linternas y antorchas para leer en un tiempo que se roba a la noche.

La aventura es entrar en un bosque, cuando ya nada se ve, y creer que todo es posible mientras permanezca oculto. Descubrir, inventar el bosque. Con una linterna.

Linternas y bosques cumplió su primer año. He disfrutado tanto esta expedición que espero seguir y seguir e internarme más en estos bosques, sin dejar migas de pan ni piedritas de río, sin regreso. Quién sabe qué criaturas nos esperen.

Muchas gracias a Carmen Segovia, cómplice desde el principio de este blog, por las maravillosas ilustraciones de aniversario.

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Ilustración de Carmen Segovia.

 

Notas: El texto de la niña en el bosque de la primera parte de esta entrada es una reescritura de fragmentos de «Pulgarcito» de Charles Perrault, «Blancanieves» de los Hermanos Grimm y «Los cisnes salvajes» de Hans Christian Andersen, todos con protagonistas que vagan por los bosques. 

La ilustración de la portada es un fragmento de la ilustración de aniversario de Carmen Segovia.

Una descripción del blog aquí.

6 Comentarios »

  1. Resulta muy grato visitar tu blog y leer los regalos que nos dejas llenos de aventuras, personajes fantásticos y amor por las palabras. Feliz primer año!

  2. ¡MUCHAS FELICIDADES ADOLFO! Gracias por compartir con nosotros tu maravilloso viaje por el bosque y por encender la linterna para guiarnos. Gracias por las entrevistas, por las sugerencias de libros, por un trabajo tan profesional, y sobre todo, por tu amor a la buena literatura infantil y juvenil. Regálanos muchos años más de todo esto!!! (por favor).

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