Una mañana soleada, la princesa Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor me recibió en su casa en el barrio de Chimalistac. Para entrar al pequeño castillo, y como escrito en un cuentos de hadas, atravesé una calle empedrada como un río y una selva de buganvilias que parecía un jardín. Dentro, el día siguió entre libreros, textiles mexicanos, plantas y artesanías como dormidas por un encantamiento. La princesita Elena me ofreció té y galletas. Luego recordó su infancia en Francia e hizo una pausa. Quiso saber de mí. Dónde trabajaba, dónde escribía, de dónde era. Después volvimos a su infancia. Cuando se despidió, con una sonrisa y un beso en la mejilla, me dio las gracias e hizo un pequeño gesto de reverencia que me hizo sentir entre una Corte Real de cojines oaxaqueños, sillones amarillos y tazas de té; un poco menos sapo, un poco más príncipe.
¿A qué jugabas de niña?
Yo nací en Francia y me encantaba correr por los campos y andar en bicicleta. Soñaba mucho despierta. También me gustaba jugar a la matatena, a la roña y a los encantados por las caras que ponían los niños y porque todos parecían estatuas.
¿Cuál era tu peor pesadilla?
¡Ay! Soñaba que mi cama se hacía chiquita chiquita en un pasillo muy grande y que de pronto mi mamá salía del ropero y se pellizcaba la nariz.
¿Cuáles son tus películas infantiles favoritas?
Bambi, aunque lloré mucho, y también me gusta ver Harry Potter con mis nietos.
¿Te gustan los animales?
Sí. Mi abuela recogía perros de la calle, perdidos, mutilados, enfermos, y ellos sentían que ella los quería y se dejaban agarrar. Yo llegué a vivir hasta con 32 perros de la calle. Ahora tengo canarios.
¿Cómo se llamaba el último perro que tuviste?
Se llamaba Timoteo, era un cocker spaniel, pero en uno de nuestros paseos a Los Viveros me lo machucaron y me dolió tanto que ya no tuve otro. Era muy simpático, cuando pasábamos a lado de la Fuente de Los Coyotes, en Coyoacán, él les ladraba.
¿Por qué escribiste La Vendedora de Nubes?
Fue de algo que me contaron acerca una niña que le preguntó a su mamá que por qué no se vendían las nubes. Me gustó la idea y pensé escribir una historia que hablara de las cosas que valen y que no tienen precio, del amor a la naturaleza, los encuentros con diferentes tipos de gente, de la importancia de soñar. Creo que hay que escribir sobre las cosas que la gente se pregunta.
PRESÉNTATE CON UN NIÑO
Hola, soy Elena Poniatowska, una abuelita que disfruta mucho a sus nietos. Amo mi oficio que es escribir y leer. Me gustan las plantas y las flores; siempre tuve muchos perros; me gusta comer de todo; mi ciudad del mundo favorita es París, porque es donde yo nací. Si tuviera la lámpara de Aladino le pediría volver a tener 23 años para cambiar de profesión y ser cantante. Me imagino arriba de un escenario. Siempre me gustó mucho cantar.
PARA LEER A ELENA

Entre los puestos atiborrados de mercancía, uno permanece vacío: ni un huacal tiene, ni una sillita, ni un rastro de sudor de mango que atraiga a las moscas. Sin embargo, sobre el tendido de plástico, una niña espera de pie…
Igual que diminutos cristales de nieve o pequeñísimas gotas de agua, las letras de Elena se agrupan en las páginas de un libro que les dará sombra, lluvia fresca y buena compañía. Al dormir, sueñen que son dueños de una nube y a la mañana siguiente tal vez aparezca en su ventana. Así le pasó a una niña. Descubran por qué pondrá en venta su nube y conozcan a quienes desean adquirirla; desde un militar con cabeza de nopal hasta una científica que quiere experimentar con ella.
OTROS TÍTULOS

Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado
Periodista, escritor, investigador y mediador de lectura. Máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil por la U. Autónoma de Barcelona. Jurado de premios de LIJ nacionales e internacionales, miembro de comités editoriales, profesor en instituciones y universidades de México y el extranjero y colaborador de bibliotecas y proyectos comunitarios de promoción lectora. Ha sido becario de la ONU, el FONCA, la Biblioteca Internacional de la Juventud en Múnich, el CEPLI en Cuenca y la Fundación de Cornelia Funke en California. Entre otros reconocimientos ha recibido el Premio Nacional Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2015 y The White Ravens 2017 por su libro El dragón blanco y otros personajes olvidados (FCE, 2016); y el Premio Antonio García Cubas 2019 del INAH al mejor libro y labor editorial, en categoría obra infantil y Los Mejores del Banco del Libro por Jomshuk. Niño y dios maíz (Castillo, 2019). Como antologador ha publicado La hoguera de bronce. Historias de selvas y ciudades (Secretaría de Cultura, 2017), Renovar el asombro. Un panorama de la poesía infantil y juvenil contemporánea en español (UCLM, 2019) y, próximamente, Cajita de fósforos. Antología de poemas sin rima (Ekaré, 2020). En todas sus áreas de especialización le interesa el diálogo directo con niños, niñas y jóvenes. Tiene un blog de periodismo especializado en literatura infanitl y juvenil: linternasybosques.com.
...
De niño me gustaba jugar a los desastres naturales, inventar cuentos y pasear en mi triciclo rojo.
Todos los domingos íbamos a la playa. Pero yo prefería los nortes del invierno. O brincar de una roca a otra en la selva de los Tuxtlas y no me importaba nadar en albercas con el agua verde.
Nací a medianoche, en los primeros minutos del 15 de agosto de 1983, en un cuarto de un hospital muy pequeño, que tenía una ventana por la que se veía un almendro. En Veracruz, México.
Espero envejecer como mis abuelos y que alguna vez alguien vuelva a mis libros para volver a su infancia.
---
He tomado talleres de crónica, narrativa y literatura infantil y juvenil con María Teresa Andruetto, Teresa Colomer, Marina Colasanti, Daniel Goldin, Brenda Bellorín, Cecilia Silva Díaz, Michèle Petit, Joëlle Turin, Jorge Volpi, Ignacio Padilla, Manuel Peña, Julio Villanueva Chang, Andrea Fuentes Silva, José Luis Martinez Suárez, José Homero, entre otros.
Tengo un máster en Libros y Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Autónoma de Barcelona. Estudié Ciencias de la Comunicación, enfocado en Periodismo, y un certificado en Literatura en la Universidad de las Américas Puebla con la beca Excelencia Jenkins. Fui editor del periódico universitario y presidente de la asociación ambiental estudiantil.
Mi tesis de licenciatura, dirigida por Ignacio Padilla, fue una propuesta de revista de arte y ambientalismo que me hizo graduarme con Magna Cum Laude, obtener el Premio Estatal de Periodismo Luis Tecuapetla en Puebla y el segundo lugar del Premio Nacional de Trabajos Recepcionales del CONEICC. Una versión muy parecida de la revista fue adoptada por el periódico Reforma para publicarla bimestralmente con el nombre de “Verde” y continúa vigente.
Fui reportero y editor de suplementos especiales del periódico Reforma, donde constituí y edité varias revistas. He publicado mis textos en revistas digitales e impresas como Punto en línea, Picnic, La Peste, Pijama Surf, Letras Explícitas, Registro, México Desconocido, Revista Había Una Vez, Cuatrogatos, Ventana de Papel, Ciclo y Genial y Like (revistas y secciones infantiles y juveniles del periódico Reforma).
Fui elegido por el Banco Interamericano de Desarrollo como periodista representante de Latinoamérica para la cobertura del Primer Foro de Crecimiento Verde celebrado en Seúl, Corea del Sur; por las Naciones Unidas para cursar talleres de periodismo ambiental en Indonesia y Panamá; y por la embajada de Israel en México como periodista represente de Latinoamérica en la Conferencia de Tecnologías del Agua PRE WATEC en Tel Aviv.
Vivo en la ciudad de México desde el 2008. Escribo de viajes, medio ambiente y LIJ para el periódico Reforma.
Trabajo con grupos de promoción de lectura en primarias y en la Biblioteca Vasconcelos, y soy fundador de la biblioteca comunitaria BRINCO-Lectura.
Soy miembro de la Red Internacional de Investigación Universitaria en LIJ, por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. He impartido talleres y ponencias en diversos congresos y encuentros, y soy profesor invitado en los cursos de LIJ de la Universidad Nacional Autónoma de México y en A Leer/IBBY México.
También colaboro con la Dirección General de Publicaciones del CONACULTA, la revista chilena Había Una Vez y la Fundación Cuatrogatos.
Además soy educador ambiental certificado por el CECADESU.
Ha sido becario de la ONU (2010) y el programa Jóvenes Creadores del FONCA en dos ocasiones (2013-2014; 2018-2019); realizado estancias de investigación en la Biblioteca Internacional de la Juventud en Múnich (2017) y el Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil, CEPLI, en Cuenca (2017), y residencias artísticas en el Centro de las Artes de San Agustín, Oaxaca (2018) y en California con la Fundación de Cornelia Funke (2019, 2020).
Guau! Que padre reportaje! Me diste muchas ganas de leer sus libros!
Hace un par de años leí este libro a niños de 2º Y 3º de primaria y fueron felices imaginado poder llevar una nube, al igual que llevan un globo. Sus caritas emocionadas me hacen recomendarlo ampliamente.
fue muy interesante el reportaje por el enfoque particular- Me dieron ganas de ir a conseguir el libro. Gracias