De las cimas del Volcán de Tajumulco baja esa memoria de lava que fluye por el río Lempa, Motagua, Wanki, San Juan, Sixaola, y desemboca en el horizonte abierto del mar Caribe. Del fuego mítico al vuelo de la ciencia ficción, la ilustración en Centroamérica traza un mapa cuyas coordenadas rebasan los márgenes para abrir paso a imaginaciones mixtas, amplias, múltiples, fruto de una riqueza biocultural siempre en resistencia, resiliencia y reinvención. Constituye «un rico reservorio de mundos posibles» como señala el escritor y músico costarricense Jaime Gamboa en la introducción a una muestra de ilustración hasta hoy inédita.

La exposición y catálogo «Ilustrando para niños en Centroamérica» nació como parte del Primer Encuentro de Literatura Infantil: Centro de América, organizado por la Fundación Libros para Niños e IBBY Guatemala, con el respaldo de Feria Internacional del Libro de Guatemala, FILGUA, y tuvo lugar del 28 al 30 de junio de 2025.

Gloria Carrión, directora de Libros para Niños y coorganizadora de este encuentro, concibió una agenda enfocada «en promover una mirada desde y hacia la región centroamericana y la colaboración entre pares», me dice por mensaje. Lo hizo, como tantos miles de nicaragüenses, desde el exilio al que fue forzada cuando, de un momento a otro, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, le negó la entrada a Nicaragua.

Ese carácter resiliente es representativo de Centroamérica, en un momento en que los autoritarismos y neofascismos ganan popularidad allí y en el mundo.

Lonnie Ruiz, Nicaragua.

Pero este Primer Encuentro refrendó la desobediencia al terror del Estado y crimen organizado y la voluntad por conversar en presente y generar alianzas desde la creación, la edición y la mediación con foco en la infancia y juventud, y desde Belice hasta Panamá, de la Mesoamérica al Área Intermedia o istmo centroamericano.

La diversidad del grupo convocado, con el imprescindible apoyo de Diana López, presidenta de IBBY Guatemala, fue inédito en la historia de encuentros en Centroamérica: editoras, mediadoras, libreras, escritoras, ilustradoras, bibliotecarias, maestras, diseñadoras, investigadoras y funcionarios públicos de Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Venezuela, Colombia y México. Para quienes asistimos fue sumamente motivante ser parte del entusiasmo desde la inauguración, nunca faltaron preguntas, siempre quisimos más. 

Una nota con el programa a detalle aquí:

Centroamérica celebra su Primer Encuentro de Literatura Infantil.

Y el arranque fue, precisamente, la inauguración de la Muestra de Ilustración coordinada por los Hermanos Gamboa, Jaime y Héctor (él, además, ilustrador), con la colaboración de editoriales, artistas y mediadores culturales de toda la región.

La versión digital del catálogo reúne el trabajo de 52 artistas de Centroamérica (incluido Chiapas), y busca «contribuir al diálogo y al intercambio regional entre quienes crean libros para la infancia», como se lee en otro texto introductorio del comité organizador.

Aquí la ilustración infantil aparece como un campo fértil y en plena ebullición, y como leerán en la presentación de Jaime, conviven trazos del manga con herencias plásticas de los pueblos originarios, ecos de la tradición europea con invenciones recientes, técnicas antiguas y recientes.

Este es solo un vistazo de esa mirada amplia que sobrevuela volcanes, bucea entre corales y recuerda otros modos de ver. Un vistazo en trazos que quiere despertar el interés, ser visto de vuelta. Celebrar los ojos propios, compartidos.  Adolfo Córdova.

 

 

Con ojos propios

por Jaime Gamboa

 

En el principio fue la imagen.

No bien abrimos los ojos por primera vez, mucho antes de comenzar a desentrañar el misterio de las palabras, sus significados y los relatos que podemos construir con ellas, nos instalamos de manera natural en el mundo de las formas visuales.

Antes de conocer la palabra gato, ya sabemos identificar claramente ese círculo del que salen tres líneas a cada lado, líneas que, aunque no lo sepamos todavía, algún día llamaremos “bigotes de gato”; o esos triángulos sobre un círculo que solamente la fabulosa capacidad de abstracción que ostentamos desde nuestra primera infancia (y que luego se va erosionando sin remedio), nos hace identificar como un par de “orejas de gato”.

Las capacidades requeridas para comprender los mundos que crea la plástica, de algún modo vienen -como diríamos ahora- preinstaladas en nuestro hardware. No tenemos que aprender a leer un dibujo, como aprendemos a leer un texto. De hecho, cuando las palabras adoptaron una forma corpórea, lo hicieron a través de esos dibujos que llamamos letras. Con letras e imágenes, por fin los seres humanos tuvimos en nuestras manos una nueva herramienta para comunicarnos, que era más que la suma de sus partes. La palabra acompañada del dibujo, o el dibujo acompañado de la palabra, multiplicaron sus posibilidades comunicativas, apoyados el uno en la otra, e hicieron explotar las fronteras del sentido, contaminándose, enriqueciéndose, generando narrativas y emociones que convirtieron al libro ilustrado, nacido tantas veces y en tan diversas culturas, ya en forma de rollos de papiro, acordeones de papel amatl, cuadernos de pergamino o tablillas de arcilla, en una de las más resilientes maravillas que prospera hasta hoy, en plena era del audiovisual, los juegos de video y las realidades virtuales.

Seguimos dejándonos llevar por la narración mientras nuestros ojos nos guían con comodidad en medio de los trazos y los colores, y nuestro cerebro completa generosamente los vacíos para que aceptemos con gusto a ese sol que sonríe, al niño que deshollina volcanes de pie sobre su asteroide, o a los otros niños que pasan un día de verano disfrutando de la playa y el mar desplegados sobre las páginas de un libro gigante, por solo mencionar algunas de las hermosas imágenes de ilustradores e ilustradoras centroamericanas que forman parte de la muestra Ilustrando para niños en Centroamérica.

La muestra, vista desde esta perspectiva, no es una simple recopilación de nombres e ilustraciones de personas dedicadas a la misma profesión, sino un rico reservorio de mundos posibles, un espacio donde la imagen manifiesta su rebeldía y subvierte el orden académico, donde se da la mano el manga con la tradición europea y con la herencia plástica de nuestros pueblos originarios; donde podemos apreciar técnicas de todos los orígenes, desde las antiguas hasta las recién inventadas, depuradas hasta el más minucioso detalle del pincel, o rechazadas y deliberadamente ausentes. Todo con el afán de ofrecer a la mente infantil lugares donde ejercitar el músculo más sofisticado y poderoso que posee el cuerpo humano: el de la imaginación.

En estas páginas está retratada nuestra diversidad, nuestras mitologías (las ancestrales y las presentes), el color de nuestros bosques y nuestros amaneceres, las plumas de nuestras aves, la escurridiza plata de nuestros peces, los colores de nuestra piel, nuestras aspiraciones y utopías. Lo que somos y lo que queremos ser, no en uno sino en cientos de lenguajes, de códigos distintos, para que los ojos de la infancia centroamericana jamás se aburran y, por el contrario, siempre encuentren donde llenarse de luz, de sabiduría, de humor, de ternura, de valor y de ejemplos a seguir.

Este catálogo es el reflejo de una Centroamérica que crea incansablemente, que produce, imprime y publica con fervor a pesar de las dificultades, buscando la excelencia y el dominio de este arte tan antiguo, que merece y debe perdurar. Es solo una muestra, algo de lo mucho que hacemos, para revelar que no libramos esta lucha en soledad, que estamos en excelente compañía, y que la niñez de nuestra región tiene mucho de donde arraigar, de donde aprender a leer su realidad, a verle toda su magia y comprender su legado.

Esperamos, en fin, que Ilustrando para niños en Centroamérica demuestre que nuestra niñez tiene, de sobra, donde aprender a mirar con ojos propios.

 

 

DESCARGA LA MUESTRA COMPLETA AQUÍ.

 

Entrada No. 267
Autor del texto «Con ojos propios»: Jaime Gamboa. Autor de la intro: Adolfo Córdova. 
Ilustración de portada: Rodmi Cordero para La máquina de los sueños de Daniel Garro (Editorial Costa Rica, 2009). Fecha original de publicación: 22 de julio de 2025.

4 Comentarios »

  1. Es una muestra interesante pero la considero incompleta, se repiten imágenes de Costa Rica y Belice pero están por completo ausentes las expresiones de Honduras y Panama. Sin ambos países, esta muestra no es representativa de la región.

    • Hola, Joseph, tanto Honduras como Panamá están representados, tanto en mi breve selección para esta nota como en el catálogo. El trabajo de las personas que lo coordinó fue muy serio y laborioso. Jamás hubieran dejado a dos países fuera. Saludos.

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