Las niñas escritoras y niños escritores del célebre Taller Azul de Silvia Katz lo han hecho de nuevo. En su nuevo libro, Requetecuentos, regresan a siete cuentos de hadas clásicos y a una novela (que se les hacía agua la boca versionar: Las aventuras de Pinocho) para mezclar príncipes y princesas, niños abandonados, niñas pequeñas y sirenitas con arañas karatecas, robots, ángeles, aliens, mamás payasas, tiburones, muñecos de plástico, jirafas sin cuello y hasta youtubers. Giros inesperados, dosis altas de delirio e imaginación ilimitada los esperan. ¡Así celebramos el Día del Niño y de la Niña!

La historia de la literatura es una relectura de personajes. A ella se suman los niños y niñas del Taller Azul. Del texto medieval de Caperucita de Egberto de Lieja a la «Caperucita» de Charles Perrault de 1697 a la de los Hermanos Grimm de 1812 a «La verdadera historia de la Caperucita Dorada» de Andrew Lang de 1890 a la Caperucita en Manhattan de Carmen Martín Gaite de 1990 y hasta «La loca abuela de Caperucita» de Sofía Epstein, de 7 años o a «Capu, la agente secreta» de Mauricio Sánchez Domenech, de 13 años de edad. En esta última Caperucita Roja era una agente secreta conocida por “Capu”, que investigaba por qué los niños no llegaban a su destino y desaparecían del bosque.

Esta cadena de versiones, a la que podríamos sumar cientos de títulos más, y que podríamos emprender con los otros cuentos incluidos en el libro (La Cenicienta, Blancanieves, La Bella Durmiente, La Sirenita, La princesa y el Guisante, Hansel y Gretel) y con el propio Pinocho (basta recordar la serie de Pinocho y Chapete de Salvador Bartolozzi o el Pinocho en Venecia de Robert Coover), es también un signo de nuestra época y un paso adelante en la historia de la infancia: ya no sólo hay una literatura especializada en niños, niñas y jóvenes, ahora también ellos y ellas escriben, ilustran y publican sus libros.

Aunque no es único ni nuevo (en la entrada pasada hablaba del poemario de Octavio Paz ilustrado por niños y en la próxima entrada escribiré una breve historia de publicaciones hechas por niños y jóvenes), existen pocos proyectos con la continuidad del Taller Azul que, desde hace más de 20 años, lanza un libro distinto de narrativa o poesía cada año.

Y aunque las reescrituras son fundacionales en la historia de la literatura, parece haber un auge particular por revisitar a los clásicos infantiles: La durmiente y el huso de Neil GaimanLa más densa tiniebla de Antonio Malpica, La madre y la muerte de Nicolás Arizpe, El proyecto de Wendy de Melissa Jane Osborne y Los siete tremendos cabritos de Sebastian Meschenmoser son tan sólo algunos ejemplos recientes. Y eso sin saltar a la pantalla, donde las adaptaciones y versiones se multiplican.

Requetecuentos (Ediciones Laralazul, 2017) se suma a esa tendencia y, honestamente, con más frescura que sagas juveniles como Dorothy debe morir de Danielle Paige, quizá porque el proyecto de Silvia realmente funciona como un taller de lectura -y relectura-, escritura e ilustración. No es un ejemplo aislado o improvisado como los hay incluso con libros escritos por jóvenes booktubers y publicados por editoriales mundiales. Silvia trabaja año a año con los mismos chicos, algunos van saliendo, otros se van incorporando, algunos textos son más espontáneos otros se sienten más maduros literariamente, pero todos divierten, sorprenden y lo dejan a uno pensando en una nueva versión.

A mediados de 2017, Silvia me invitó a escribir el prólogo de Requetecuentos, creo que sabía que aceptaría con gusto antes de que terminara de formular la invitación porque admiro su proyecto y me encantan las reescrituras. Comparto en esta entrada las distintas versiones de prólogo que escribí y algunos de los cuentos con sus ilustraciones. Que los disfruten con niños y niñas hoy o cualquier día y los animen a escribir Hansel y Gretel en Xochimilco o La princesa y el taco de guisantes.

 

REQUETECUENTOS

Niños y niñas del Taller Azul de Silvia Katz.

Ediciones Laralazul, 2017.

 

REQUETE PRÓLOGOS

VERSIÓN 1:

Antes de empezar a leer este libro sólo necesitas saber que es urgente que te saltes estas páginas.

VERSIÓN 2:

Las niñas escritoras y niños escritores del célebre Taller Azul de Silvia Katz lo han hecho de nuevo. Publican un libro excepcional que nos conduce de regreso a los clásicos por caminos asombrosos. En cada requetecuento hay algún giro inesperado y original, acción y más acción que te hace querer leer sin despegar los ojos del libro, muchísimo sentido del humor (confieso que muchas historias me hicieron llorar de la risa), dosis altas de delirio e imaginación ilimitada. Todo ello provocará en los lectores más ganas de leer y releer, escribir y reescribir, dibujar y redibujar, reírse con su propia versión de príncipe o princesa y rebelarse del mundo de los adultos (por lo menos en lo que dura el cuento). Porque si algo tienen los buenos libros para niños es que hacen sentir a los lectores menos solos y más comprendidos y libres. Acompañados por Silvia, quien sabe bien que inventar en libertad hace mejor la vida, estos 65 niños y niñas reordenan el mundo a su antojo y renuevan nuestro interés por leer clásicos con un puñado de personajes locos en 65 cuentos inolvidables.

VERSIÓN 3 (carta):

Chicas y chicos del Taller Azul:

Hola, soy Adolfo Córdova, escritor, periodista y fanático de ustedes. ¡Mucho gusto! Empecé a leer Requetecuentos en Cuenca, España, una ciudad medieval rodeada de ríos y bosques, con casas incrustadas en la roca, precisamente como extraídas de un cuento de hadas, y muy silenciosa (Dato curioso difícil de creer pero ¡que me crezca la nariz si es mentira!: en los alrededores de esta ciudad han encontrado un montón de huesos de dinosaurios, y tienen un museo de Paleontología, casi tan alucinante como el de La Plata, con el esqueleto de un concavenator llamado “Pepito”). Pero bueno, me estoy desviando del tema, igual que un Caperucito despistado o un sirenito soñador, el punto es que estaba allá en España haciendo una investigación en una biblioteca, cuando empecé a leer su libro. Y me encantó desde el principio, con esa Caperucita y Lobo bebés que gatean sin parar de aquí para allá, hasta el final, con los cuentos en el que todos los personajes se reúnen y arman tremendo lío. Llegué hasta esas últimas páginas ya de regreso en México, mi país de nacimiento, el lugar desde el que les escribo ahorita mismo. Para ser más específico: la Ciudad de México, ciudad colosal, con ecos de pirámides y ceremonias aztecas. Me siento muy honrado de ser parte de Requetecuentos. Muchas gracias a la genia de Silvia por hacerme un espacio. Para mí es como estar en casa porque yo también hice lo que ustedes en un libro que se llama El dragón blanco y otros personajes olvidados. Ahí tomé a personajes secundarios (el gato de Cheshire de Alicia, los niños perdidos de Peter Pan, el hada azul de Pinocho, por ejemplo) y les escribí una nueva historia. En realidad, todos los escritores y escritoras llevan siglos y siglos haciendo eso. Las historias nacen en la voz de quienes las cuentan y luego pasan al papel para fijarse en la memoria (¡ustedes han hecho eso!). Hace casi 400 años, Charles Perrault escribió las versiones más famosas de «La Bella Durmiente» o «La Cenicienta», pero ya existían antes que él otros escritores que habían escrito historias con personajes parecidos, y no sólo en Europa, también en Asia, África y América. Y, sobre todo, había personas que contaban esos relatos de manera oral. Así que ahora ustedes forman parte de ese largo camino de historias encadenadas que brillan como guijarros en noche de luna. ¡Gracias! Con su libro me hicieron reír mucho y maravillarme. Que loquitos que están, seguro que seríamos buenos amigos. Si un día vienen a México, avísenme y creamos juntos un requetecuento, ¡me encantaría!

VERSIÓN 4:

El libro que tienes en las manos es absolutamente genial. Empecé a leerlo y no pude parar. Fui de un cuento a otro como Pulgarcito con sus botas de siete leguas. Y he regresado muchas veces buscando al lobo, a la Bella y la Bestia, a la Bella Durmiente, a la Cenicienta, a Hansel y Gretel, a Blancanieves, a La Sirenita, a Pinocho y a la princesa que no podía dormir sobre un guisante, pero nunca son los mismos personajes. Como dice Ana D’Uva esto es un ¡lío de cuentos! o, como cuenta Giuliana Salvadores, una especie de sueño extraño en el que todo se ha enredado. Aquí hay princesas y príncipes rebeldes, viajes a otros planetas, arañas karatecas, frascos de felicidad para volver a ser pequeño, robots, ángeles, aliens, tiburones, mamás payasas, jirafas sin cuello y hasta youtubers. ¡Bienvenido a Requetecuentos! ¿Qué versión escribirás tú?

VERSIÓN FINAL QUE LO RESUME TODO:

Otra vez había una vez ¡como nunca!

Blanconieves, la Reina Sirena y Plastocho…

Algunos de los cuentos ilustrados.

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