Más grande el nombre del autor, un poco más. Más juguetona la tipografía. Un poco más, que parezca escrita a mano, a la John Green. Más sombras. Más brillos. Más fuego. Más contraste en la foto del fondo. Más grande la ilustración. Más grande el logo. Más cool. Más provocador. Más explosivo. ¡Más juvenil!

El diseño de las portadas juveniles grita. Está lleno de superlativos, atrae las miradas, se sale de órbita… a veces, para bien, y otras más, para el espanto de los lectores.

Un paseo por la mesa de las novedades juveniles basta para comprobarlo: hay exploración, propuestas arriesgadas e inteligentes (muchas veces más que las de la llamada “alta literatura” o literatura para adultos), pero también hay desmesura, cursilería, obviedad y pereza: ¿Y si mejor ponemos el cartel de la película con los actores taquilleros de portada? El departamento de ventas (que, ya se sabe, en algunos casos manda sobre los editores) lo llama “estrategia”: vender mucho y pensar e invertir poco. 

Pero ¿qué les gusta ver en la portada a los jóvenes? ¿Se lo preguntan los publicistas, editores y diseñadores? ¿O suponen que se volverán locos con lo mismo que los jóvenes estadounidenses? Las mismas fórmulas “exitosas”, “frescas”, “relajadas”: a la John Green; o “sexys”, un poco “darkies”: a la Crepúsculo; o con estética de videojuego: a la Juegos del Hambre. Y con uno que otro “efecto 3D” (nunca falla). 

Eso. Y ante la duda, mejor sumar más y más efectos especiales. A lo grande. Prometer todo en la portada -papeles caros y brillantes incluidos- aunque el texto no cumpla (y precisamente por eso). O maquillar hasta la bufonada portadas de obras maestras. 

cover alaska-castilloAfortunadamente hay propuestas que apuestan por el menos. Un caso notable, bastante atípico en el mercado editorial, es la colección Castillo en el aire (14+) de Ediciones Castillo. El subdirector de Arte y Diseño, Renato Aranda, y su equipo, han logrado consolidar una identidad que hace pensar en una palabra: “pregnancia”. Y es exacta cuando uno lee la definición de la RAE: “Cualidad de las formas visuales que captan la atención del observador por la simplicidad, equilibrio o estabilidad de su estructura”.

La propuesta genera seguidores y, como se esperaría de una colección (redundo ante la escasez): coleccionistas. Su primera edición de “Buscando a Alaska”, hoy difícil de conseguir, es casi un libro fetiche entre los fanáticos de Green.

El caso de las portadas juveniles es sobre todo inestable cuando uno piensa, precisamente, en colecciones. Puede haber una gran portada con un acierto de ilustración, pero generar una colección, como lo han hecho en Castillo, o como hizo Alejandro Magallanes, en Almadía, por ejemplo, es tarea distinta. 

Renato Aranda responde algunas preguntas para desentrañar las claves de Castillo en el aire. Se suman otros dos destacados diseñadores: Roxana Deneb y, el también ilustrador, Santiago Solís Montes de Oca (que por cierto hizo la ilustración de la mencionada edición “Buscando a Alaska”) para intentar varias respuestas a la azarosa cuestión del diseño de portadas juveniles.

 

COLECCIÓN CASTILLO EN EL AIRE (EDICIONES CASTILLO)

 

UN CÓDIGO COMÚN: RENATO ARANDA

¿Qué ves en las portadas de las novedades juveniles?

Cuando entro a una librería y veo la oferta juvenil lo primero que me llama la atención es la búsqueda de las editoriales por descifrar un código de comunicación difícil de asir, de definir, y que con mayor o menor acierto intentan establecer un diálogo con un público que se escapa fácilmente. No es raro ver que las propuestas visuales busquen «parecerse» o intenten apropiarse de códigos que pueden ser familiares o aceptados por los jóvenes y con lo cual, en teoría, se podría abrir el canal de comunicación con ellos. Portadas como carteles de cine, o cercanas a una estética de videojuegos o con ecos a la estética del cómic o que incluso buscan parecerse al grafismo de los propios jóvenes cuando dibujan o escriben en sus libretas. 

Por otro lado, también es visible que las editoriales lidian además de este tema, con buscar o conservar una identidad propia del sello en el que publican para lograr también posicionarse como editorial. Esto sin contar que puede agregarse también la creación de colecciones de géneros, de autor o incluso de sagas específicas. Si juntas todo esto y no hay claridad en la propuesta, el amasijo puede crear bodrios o explotarte en la cara con las devoluciones.

¿Cómo surge Castillo en el aire?

De la necesidad de establecer un diálogo con los jóvenes a partir de un código que pudiera ser común pero sin caer en la mimetización con lenguajes o códigos provenientes de otros medios, y de la necesidad de Castillo de crear una colección (naciente) que pudiera tener una presencia fuerte, clara y definida frente al público. 

Los primeros cuatro títulos de la colección se publicaron con un primer acercamiento que no logró conectar con los jóvenes. Cuando tomé le proyecto, la editora (Karen Coeman, en aquel momento) y yo coincidimos en que el diseño de la colección no era asertivo y que en cuatro títulos teníamos tres estéticas diferentes. Nos preocupó lanzar nuevos libros, distintos, sin definir exactamente lo que queríamos. 

Lo que pasó adelante son de las coincidencias afortunadas de la vida. Justo en medio de esta discusión recibí a Alfred Laurent, un chico becario de una universidad de París llamada Intuit.Lab y lo puse única y exclusivamente a trabajar en este proyecto. Las consignas eran claras: imagen de colección claramente definida, una propuesta gráfica que fuera fresca y que intentara conectar con el lenguaje de los jóvenes. Después de varias propuestas que discutimos llegó con una aproximación a lo que hoy es la colección. La propuesta tenía una paleta de color distinta y jugaba con imágenes fotográficas retro. Justo en ese momento recibí la visita de un colega diseñador quien vio la propuesta y comentó la posibilidad de usar ilustraciones, lo probamos y vimos que la propuesta tenía potencial. En adelante fue trabajar y trabajar para afinar los detalles de la colección.

cartas desde el interior¿Cuáles son esos detalles?

1. No unificar el estilo de la ilustración ya que pensamos que a cada libro podía corresponderle mejor un estilo u otro, pero sí decidimos que la ilustración debería tener uniformidad cromática (blanco y negro), ya que teníamos que ligarlas si deseábamos lograr una imagen uniforme de colección.

2. El fondo y el color como protagonistas de la colección. Decidimos que la plasta de color sería un elemento muy importante de la serie por lo que se tomaron dos decisiones a priori: la paleta de color de los primeros 12 títulos, que armonizaran como colección y que dieran juego para elegir el tono más adecuado para cada título; la otra, fue decidir la proporción que guardaría la ilustración en el espacio dentro de ese fondo protagónico.

3. Usar tintas directas, no selección de color, para darle mejor presencia e impacto al color. 

4. Tipografía, que tenía que ser la misma y, al menos en los 6 primeros títulos, conservar la misma posición en la cubierta. Después podría comenzar a moverse en el espacio.

5. Barniz a registro, que tuviera dos funciones, como acento y como complemento de la ilustración.

6. Buscar un primer grupo de ilustradores de diferentes estilos y lenguajes que pudieran cubrir la diversidad de los textos pero que pudieran armonizar con la colección.

¿Ha sido difícil mantener la propuesta? 

Al principio fue difícil. El primer mercado de nuestros libros es el escolar por lo que nuestros primeros clientes son los maestros, directores y coordinadores de las escuelas. La entrada de la propuesta fue complicada, pero la verdad es que rápidamente ganó aceptación gracias a la propia aceptación por parte de los jóvenes, y gracias también al buen trabajo del equipo de ventas que logró transmitir el mensaje correctamente. El sí definitivo lo dieron los propios jóvenes en la exhibición de los libros en la FILIJ y la FIL.

Los nuevos títulos lucen distintos. ¿La colección entra a una nueva etapa?

Mantener un diseño de colección después de casi 30 títulos no es fácil, sobre todo con un público que cambia constantemente. El equipo ha estado trabajando en ligeros cambios que puedan conservar la esencia de la colección y encontrar variantes que den un poco más de juego y variedad a la serie.

 

DAR PISTAS: ROXANA DENEB

Diseño de la colección (junto con Diego Álvarez) de «El lado oscuro» de Océano.

¿Qué te gustaría ver en las mesas de novedades juveniles?

Más ediciones extranjeras con portadas nacionales.

¿Existe un diseño «juvenil»? ¿En qué es distinto al diseño para adultos?

Creo que sí hay un diseño juvenil. Los jóvenes buscan su espacio en todos los sentidos, viven momentos de formación y pasan por transiciones importantes. Las editoriales tienen que darles ese espacio y engancharlos visualmente.

En cuanto a recursos gráficos, hay una búsqueda diferente en el manejo de tipografías, colores, suajes, brillos, barnices, tintas metálicas, stickers, formatos, etc.

La moda de las sagas ha creado una continua expectativa por el siguiente libro o por una nueva serie, y debido a la inmediatez con la que se tiene acceso en redes sociales, los jóvenes seguidores de los libros ya están esperando a que llegue el siguiente con la portada que ya vieron en internet. Esa portada está diseñada, pensada y dirigida para un público juvenil con una cultura visual y estética diferente, no por eso no incluyente, la prueba está en la popularidad.

¿Por qué la ilustración digital con estética de videojuego o cartel de cine es tan popular? ¿Se puede prescindir de ella?

Sí. Hay muchos ejemplos en el trabajo que hacen La Caja de Cerillos Ediciones, Ediciones Castillo, Almadía u Océano, por nombrar algunas. Las razones por las que se recurre a esta estética son meramente comerciales. 

CRANK¿Cómo son tus propuestas de portadas/colecciones para jóvenes? 

Procuro pensar imágenes claras, contundentes, simples, en donde todos los elementos que encuentras en los forros, desde el título hasta el ISBN (y hasta donde la editorial nos de libertad), en conjunto con la tipografía y la paleta de colores, creen una identidad para la colección. 

No quiero contar la historia en la portada sino dar pistas, que cuando el lector termine de leer el libro y lo cierre vuelva a leer la imagen de la portada, la entienda desde otro punto de vista y haga una reflexión.

 

 

 

CON HUMOR: SANTIAGO SOLÍS MONTES DE OCA

Diseño de la colección «Ilustres» de La Caja de Cerillos. 

¿En qué te fijas cuando ves las portadas de libros en las mesas de novedades? 

Es inevitable darse cuenta cuando un diseñador o un ilustrador creó una vibración exacta en ese rectángulo (o cuadrado) llamado portada. Las mesas de novedades son un muro de lamentos donde siempre se encuentran voces de dulce canto. Y qué mejor que cuando tomas en las manos esa voz que esta bien escrita, bien impresa y bien diseñada

Lo que más me gusta es ver una imagen que me haga pensar. ‪No me gusta la exageración en los recursos impresos, que si no están al servicio del libro total creo que es puro espejismo. 

¿Qué otras colecciones te gustan?

Penguin Books es una experta en el tema, un ejemplo simple es su colección Great Ideas, que en algún momento se animó Taurus a publicarlas en español. Un buenazo para portadas de novelas es Chip Kidd y su trabajo para el sello Alfred A. Knopf. En novela gráfica Fantagraphics es una cosa especial. La colección de poesía del FCE es muy bella, o Castillo de la lectura de Ediciones Castillo es también una gran pieza. 

Pampa-Hash¿Hay un diseño «juvenil»? ¿En qué es distinto al diseño para adultos?

Yo creo que sí lo hay y me parece que la diferencia con el diseño para adultos es que apuesta con el humor. No es que todos los libros juveniles sean de bromas o ligerezas. Me refiero al humor como una búsqueda por tener imágenes que traten un estado de ánimo con el lector y su realidad.

Con los jóvenes un libro puede despertar su capacidad lectora más a fondo o alejarlos.

 

¿Qué portadas «venden»? 

Me parece que los departamentos de ventas meten mucho miedo al diseñador, en muchos lugares son los que toman las decisiones finales de lo que sale en portada. Si el libro es de un famoso, la fórmula rápida es poner su cara en la portada, o poner su nombre muy muy grande. Estamos en una era saturada de mensajes visuales, redes sociales que sirven para compartir imágenes, celebridades que suben fotos y videos para sus fans en tiempo real, es un bombardeo constante. De esa delirante conversación, se busca colgarse la venta… y hay libros que requieren del espacio que da el silencio.

Cuando un libro tiene trabajo por el detalle (una portada única, mandar a tomar la fotografía, la tipografía, la ilustración o imprimir tiros cortos o en papeles especiales), se nota y el lector lo aprecia. Al final, para mí, es el lector quien valorará la pieza y si es de su agrado la recomendará o regalará a alguien más.

 

La idea de esta entrada, además de reflexionar alrededor de las portadas juveniles y las colecciones, era dar voz a los diseñadores (la mayoría de veces ni siquiera aparecen en la página legal de los libros). 

Nos guste o no la etiqueta de «literatura juvenil», es innegable que hay un mercado que pide portadas que se correspondan con esa idea de literatura cool y «audaz». Pero los resultados no son muy audaces, y lo cool se siente acartonado. En muchos casos no se respeta a ese lector que se encamina hacia la adultez, y que ya no es un niño. Cuántos grandes textos han tenido portadas que no les hacen justicia, que, como dice Santiago Solís, incluso alejan al lector. Cuántas portadas «dicen todo» y más, en lugar de sugerir, invitar, abrir preguntas, como le preocupa hacer a Roxana Deneb.

No fue una pregunta particular que le hiciera a Renato Aranda, pero en alguna de sus respuestas dejó ver cómo concebía al lector: «(El reto es) lograr que esta creciente producción editorial esté a la altura de la expectativas de un público exigente, que toma decisiones, que compra o pide específicamente lo que quiere y le interesa, y que ha revivido el boca a boca como medio para difundir una publicación que considera atractiva».

Quizá por eso la colección «Castillo en el aire» sea tan singular y, al mismo tiempo, exitosa, porque detrás hay gente que respeta a los jóvenes, lectores complejos a los que no les bastan el cartel de la película ni los efectos 3D.

 

Y EN EL MUNDO… 

OTRAS EDITORIALES CON COLECCIONES (coleccionables) PARA JÓVENES:

 

Colombia. Babel libros.

 

Francia. L’école de loisirs.

 

Francia. Les grandes personnes.

Estados Unidos. Penguin Threads.

penguin threads classics

7 Comentarios »

  1. Hola, Adolfo, apenas descubrí tu blog, me gustó mucho. Soy diseñadora gráfica y actualmente trabajo para la editorial CIDCLI, la conoces? Y es aquí donde me he reencontrado con la ilustración, estoy fascinada! Me gustaría hacer un diplomado aquí en la CDMX, hay algún otro que no sea el de la Academia de san Carlos… quedo al pendiente. Mientras tanto, gracias de antemano y felicidades por tu blog!

  2. Este tema me deja pensando que la parte visual es muy importante, que cabe la frase…» De la vista nace el interés » que bueno que hay editoriales que cuidan estos aspectos y sobre todo se enfocan en un público específico; los jóvenes. Gracias como siempre, muy interesante.

Comparte tu opinión, deja un comentario.

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s