Supe que estaba enamorado porque empecé a escribir… para Ana, en 2009, mientras trabajaba en el periódico Reforma en la Ciudad de México donde se suponía debía informar con objetividad y sin enamoramientos. Pero Ana era fotógrafa del diario y yo un reportero que la veía pasar y sentía pirañas-cuervo en el estómago y ganas de escribirle poemas y contarle mis sueños.

Comparto el epílogo de mi novela Ana en todas partes (FCE, 2023), el cuento de un cuento de mucho amor y mucha amistad, y otras reflexiones alrededor de la ficción y el enamoramiento en una de las entradas más personales que haya publicado 🙂

En 2011, Ana y yo ya éramos novios, y seguía escribiéndole, y también escribía desde hacía varios años para un suplemento infantil del Reforma, llamado “Gente Chiquita”, por el que había descubierto la diversidad de libros para niñas y niños que se publicaban en México. Entonces nació la voz del Julián escritor, la de los cuentos que le escribe a Ana con helechos, conjuros y besos.

Llevé algunas de esas historias a talleres de literatura infantil con la especialista Andrea Fuentes, y ahí conocí a la ilustradora Flavia Zorrilla que, en 2012, hizo dos primeras ilustraciones de Julián y Ana en su jardín prehistórico. Queríamos participar en el Premio de Álbum Ilustrado A la Orilla del Viento del Fondo de Cultura Económica, pero los cuentos eran muy largos para ese concurso y nuestras vidas estaban dando muchas vueltas: Flavia se quería ir a estudiar a Inglaterra, y Ana y yo habíamos renunciado al periódico para dedicarnos a la ficción (ella tomaba fotos que representaban recuerdos al lado de su hermana gemela y yo estudiaba una maestría en literatura infantil).

Fue hasta 2014 que un primer cuento vio la luz, el primero que Julián le había escrito a Ana, el del dragón azul: “Ana y yo”. Apareció en Genial, una nueva revista infantil de Reforma, para la que colaboraba de manera externa, ilustrado por Luis Moor. ¡Mis pirañas-cuervo estaban muy contentas!

Cuento «Ana y yo» publicado en Reforma ilustrado por Luis Moor.

Para entonces, Ana y yo teníamos muchas más aventuras juntxs. ¡Necesitaba escribir una novela! Ana, Ana, Ana. ¡Ese era el plan! La voz del Julián pubertito de quinto de primaria fluyó sin parar, bien loquito. Mezclé recuerdos de mi infancia y de mi vida con Ana, pero también lo que me contaba mi sobrino Cóbari, que entonces tenía la edad de Julián, y casi cien niñas y niños que entrevisté con ayuda de una comunidad de lectorxs voluntarixs llamada “Leerlees”. “Estar enamorado es tener retortijones”, me decía Cóbari, y me imaginé a unas criaturas muy distintas a las maripositas. “¡Siempre quiero estar en la escuela porque no lo quiero dejar de ver!”, me dijo Ana Paola, y pensé que el mundo se ponía al revés.

¿Y luego? Consideré mandarlo a algún concurso, pero había empezado a escribir otro libro con una beca de creación, El dragón blanco y otros personajes olvidados, y decidí esperar.

Hasta que una tarde, después de recorrer el jardín casi prehistórico de la Biblioteca Vasconcelos, conocí a Carola Diez, quien me había invitado a colaborar luego de toparse con un blog de LIJ, Linternas y bosques, que yo había lanzado recientemente. Al final de nuestra conversación me preguntó si no escribía ficción, ¡Santos Cactus! ¡Sí!, y me recomendó que contactara a una editora, Aline Hermida, que andaba buscando manuscritos y no temía arriesgarse con autores inéditos. Los sapos, la cámara de fotos, el bebé-gato, ¡Ana!

Portada de la primera edición ilustrada por Carmen Segovia.

En noviembre de 2015, en la víspera del cumpleaños de Ana, la editorial Pearson publicó la novela: Para la niña detrás del árbol, con ilustraciones de Carmen Segovia, una de las mejores amigas de Ana. Sentía que un tren me había entrado por las orejas y me recorría todas las vías del cuerpo. Estaba tan feliz como cuando Julián da su primer beso: ¡era mi primer libro!

Un mes después, el 12 de diciembre de ese año, Ana y yo… ¡nos casamos! (el método de Julián funciona).

Varios libros y guerras mundiales en salas de maestros después, el proyecto de aquella editorial fue cancelado y Julián y Ana tragados por el calamar gigante del olvido.

Volver a esta historia para pensar en nueva edición en mi casa editorial, el FCE, ha sido un fascinante viaje en el tiempo. Me reconocí y desconocí, como la palma de mi mano, en lo que había escrito. Tuve que consultar de nuevo a mi sobrino y amigo Cóbari y a otra sobrina muy lectora y muy querida, Dany (que me había ayudado a presentar la novela cuando tenía 9 años de edad) para actualizar algunas voces. Unos días siento que es una novela totalmente distinta y otros que es la mismita, pues quise dejar muchas cosas igual en honor a la crónica que les compartí aquí.

Portada de Ana en todas partes, ilustrada por Pepa Ilustradora.

Mis pirañas-cuervo aletean de felicidad porque llegue hasta ti. Por eso, igual que Julián, quiero agradecer a todas esas personas amigas que han sido parte: Andrea, Flavia, Luis, Carola, Aline, Carmen, Cóbari, las lectoras de LeerLees, Dany y todxs lxs nixñs, pubertxs y grandes que le dieron el sí al libro y se acercaron a decirme por qué. ¡Su ayuda fue como encontrar un tesoro!

Y tanto como entonces, agradezco infinitamente a Susana Figueroa y a Horacio de la Rosa, del FCE, por querer a Julián y a Ana, y haberles dado una nueva oportunidad. Muchas gracias por mostrarme las huellas de hada, por guiarme con sus preguntas y comentarios de linterna interoceánica en la renovada vida del libro que me emociona como si fuera la primera.

¡Y gracias también por haber imaginado a María José Mesías «Pepa Ilustradora» para acompañar a Julián y a Ana! Pepa, que confunde su cuerpo con su alma, y dibujó tan amorosamente que hizo brincar al niño en mi memoria. ¡Muchas gracias, Pepa! Y muchas gracias, Miguel Venegas, por su paciencia y claridad de mago para diseñar todo.

También quisiera agradecer a mi amiga Libia Brenda, que está conmigo en las buenas y en los deadlines, y a mi amiga Cornelia, que ha dado refugio y chispa a mi escritura. A mi suegra, Elvi, por su generoso jardín y por contarme, una y otra vez y con pizza casera, sus hermosas vivencias de niña en el campo.

A toda mi familia, siempre cercana, y especialmente a Mory y a Pepe, mis padres, por todas las veces que los vi bailando y riendo juntos. A Mory por arrullarme con canciones de Raphael e improvisarme diario historias disparatadas y a Pepe por creer tanto en mis poemas de adolescencia que me llevó a registrarlos a Indautor.

Y gracias, sobre todo, a… ¿ya saben cómo se llama? Ana, Ana Mariela. Fue Ana. Toda esta historia y las vueltas que me dio la cabeza. Ana, Ana, Ana, quien leyó de principio a fin todas las versiones y en todas partes. La compañera de mis cuentos y de mi vida real, la que me hace amar escribir como si fuera un recreo interminable.

Para aquella primera edición de la novela, mi primer libro, armé un blog que todavía se puede ver aquí.

 

Conversarlo todo y librar las censuras

Este libro, desde su primera edición, nos ha dado la oportunidad de conversar con muchos niños, niñas y jóvenes, en librerías, bibliotecas, escuelas y ferias del libro, sobre el primer amor y el enamoramiento, pero también del desamor, el amor propio, las relaciones tóxicas, los cuidados y los retortijones en la panza. Escucharles siempre ha sido revelador y también muy divertido por esa mezcla de franqueza y certeza que despliegan niñxs y jóvenes si les pasamos el micrófono.

Desde la primera presentación en la Biblioteca Pública Arreola de Guadalajara, con Carmen Segovia, el 28 de noviembre de 2015, hasta la más reciente en la Librería Rosario Castellanos, con Pepa Ilustradora, el 26 de octubre de 2024, sus comentarios provocan reflexión e inspiran la creación de más espacios de diálogo intergeneracional.

En esta última nos acompañaron, a Pepa y a mí, Sara Leonora, Bruno y Nícolas, de la comunidad lectora de IBBY México y Valencat y Nayelli, de la Sala de Lectura El Aleph de Jonatan Gamboa.

A Nico, cineasta en su imaginación, no le gusta mucho la pubertad porque dice “apenas hago educación física y no he hecho ningún movimiento brusco, ni he corrido y ya me están sudando las axilas”. No está enamorado pero tiene muchas amigas con las que platica del amor. Valencat, creadora de cómics sobre sus gatos y perros, habló de diferentes tipos de amor: “hay veces que te obsesionas demasiado con esa persona y otras veces pues nada más te gusta un poco”, y aunque puede ser emocionante, Sara Leonora, que disfruta cantar y tocar la guitarra, compartió que en la secundaria las pirañas-cuervo (y no «maripositas») en el estómago “son tremendas” y a veces es estresante y sobrepiensa cómo comportarse y hasta cómo vestirse para agradar al otrx, pero “no tienes por qué cambiar por otra persona o cómo te sientes, tus gustos, tu forma de ser, nada más para gustarle a otra persona que ni siquiera te tiene aprecio”.

A propósito de los amores no correspondidos, Valencat lanzó la pregunta: «¿Qué crees que siente la persona de la que estás enamorada?». Nico insistió cuidar no presionar. «Tú la quieres mucho, pero no sabes si a esa persona le gusta que le mandes cartas, a veces de tanto mandar cartas y muchas cosas pues se siente súper incómoda». Sara Leonora y Naye coincidieron. Naye lo compartió así: “Del odio al amor hay paso pero del amor al odio también sigue siendo un paso, si eres demasiado intenso esa persona que pudo haber llegado a sentir algo por ti te puede dejar de querer”.

Por todo esto Sara recomendó a los padres y las madres presentes abrir estas conversaciones: «Como dice Julián en el libro, los adultos nunca te advierten de esto, sí te advierten de los peligros de las drogas, del alcohol, pero jamás de los peligros de enamorarte… Muy mal, adviértanle a sus hijos, por favor (…). A veces solo te gusta por su físico y no por lo que es la persona, tienes que tener cuidado con eso».

Con frecuencia lxs adultxs censuran las charlas de estas primeras emociones, dudas e ilusiones en la niñez y pubertad. Desde la primera edición de mi libro en 2015, supe que una maestra les leía la novela en voz alta a sus alumnos pero que se saltaba el capítulo donde Julián y sus amigos hablan en clave de la masturbación, y el año pasado tenía agendada una participación en el programa «Libros en acción» de Canal Once para hablar de la novela con un grupo de niñxs pero fue cancelada un par de semanas antes porque unos padres se opusieron argumentando que no era «apta para sus hijos». 

Con todo, estas historias se abren paso por decisión de lxs lectorxs que quieren charlar de sus experiencias. También me llegan muchas noticias felices de círculos de lectura multigrado en donde la leen por entregas, viajes al pasado (de los padres) y al futuro (de los hijxs) compartidos en sobremesas y en carretera y algunas madres me cuentan las preguntas que les hacen sus hijas antes de dormir y cómo buscan respuestas juntas.

Como dijo en otra presentación, otra niña, Michelle: «El amor es como una capita que te protege de eso tan duro [crecer, transformarse de renacuajo a rana, etc.]» y más si se conversa.

 

Escribir ficciones es placentero y revolucionario. ¡Como enamorarse!

Muchos de los dilemas que enfrenta el personaje de Julián sobre las palabras que usa y sobre los finales, los títulos y las estructuras narrativas de las microficciones que escribe para Ana fueron mis propios dilemas como escritor. 

Si bien la figura del personaje escritor o del lector voraz ha sido ampliamente explorada, me pareció que valía la pena desentrañar otra vez esa metaficción, a mi manera: mostrar el proceso de escritura de Julián y cómo se inspiraba en personas y anécdotas de su realidad para crear sus cuentos. En el libro, hay realmente otro libro dentro, y Julián, como «persona», se transforma en distintos personajes, tal como sucede cuando uno escribe.

Ahora me doy cuenta de las convicciones personales que transmití en Ana en todas partes: escribir ficciones es placentero y revolucionario. ¡Como enamorarse! Y exige dedicación y cuidados, como terminar un libro y mantenerse enamorado y en una relación duradera. Y aunque no siempre resulte en lo que se esperaba, hay que seguir escribiendo, creando y buscando, como decía Miriam a sus 10 años, a alguien que te quiera y a quien querer.

¿Escribir se parecerá más a jugar videojuegos? Esos videojuegos contemporáneos que te permiten tomar decisiones creativas y personalizar casi todo: qué misión emprender, por dónde explorar, cómo vestirte y hasta qué nombre te representa mejor.

Il. Carmen Segovia.

Impulsar la escritura es un camino para impulsar la lectura. Leo esta historia que escribió otra persona y que me hizo ser otrxs, ampliarme; pero también puedo escribir una historia yo.

Ana, la niña que ama Julián, ofrece otra alternativa: la fotografía, la ilustración. Dibujar, tomar fotos, es otra manera de crear historias propias. 

Si uno empieza leyendo las historias de otrxs, la historias que nos cuentan lxs adultxs; la escritura de las propias historias resulta también una metáfora de crecimiento e independencia que, a la edad de Julián y de Ana, 11 y 12 años, empieza a volverse urgente.

A Julián le encanta La historia interminable y los cuentos de hadas de Andersen, en ellos encuentra el placer de vivir lo que imaginaron otros. Pero ahora quiere leer una historia en la que él elija los nombres, construya los enigmas y los resuelva. Escribir lo ayuda a ordenarse y lo hace crecer. 

Igual que él, yo tuve muchas dudas al escribir. A veces me costaba colocarme en esa franja ambivalente que es la adolescencia, me parecía que abordaba aspectos más juveniles o adultos y otros más infantiles y hasta de primera infancia. Luego lo contrastaba con mi sobrino Cóbari, que tenía la edad de Julián, y me confirmaba que todas las contradicciones estaban bien. Él ya se sentía un hombre porque usaba desodorante, pero todavía me preguntaba con mucha seriedad si yo creía en las hadas. 

Il. Pepa Ilustradora.


Además, me habían dicho que era complicado escribir una novela de amor para varones, que ellos quieren leer historias de acción y aventuras. Sin embargo, esta no fue una preocupación para mí, yo no me planteé un tema, quería compartir mi experiencia al enamorarme y divertir a mi sobrino y al niño que yo fui, un niño al que hacían bullying por fallar a lo que se suponía debían hacer los varones: ¡jugar futbol todo los santos recreos!

Julián es un niño al que le gusta escribir y fantasear y buscar hadas en bosques y abejorros gigantes en jardines prehistóricos, que conoce la verdadera y triste historia de La Sirenita, y que, por sobre todas las aventuras posibles, leídas o escritas, desea compartir sus días con Ana. Confié en que habría lectorxs enamoradxs, niños o niñas, a quienes les hablaría, y que los sexismos o la etiqueta de género en la literatura infantil, tan vigente, surgió en el siglo XVIII y no la suscribo.

Después de la presentación en la librería Rosario Castellanos, el escritor Yunier Riquenes, que asistió, escribió esta bella crónica que igual se pregunta sobre la escritura amorosa hoy. 

Esta novela de amor fue mi primer libro. Mi primera creación, que recuerde, también hablaba de besos y sucedió en mi primera infancia, cuando tenía unos cinco años (ya había jugado a enamorarme de una gemela en el kínder): una brevísima canción de amor que le cantaba al ventilador, y que repetía una y otra vez, muerto de risa: «Me besaba una mujer / a la orilla del mar / me desmayaba del olor / que se hacía caca ella en el mar (sic)». La recuerdo bien porque la canté mil veces y mi familia se divertía mucho. Luego en la primaria hice un «Club de historias de terror» que escribía yo mismo y en primero de secundaria empecé a llenar una libreta con poemas de amor.

Las lecturas de libros amorosos llegaron después. Primero fue la escritura. Supe que estaba enamorado (de la literatura) porque empecé a escribir.

Entrada No. 257
Autor: Adolfo Córdova. 
Ilustración de portada: Pepa Ilustradora

Fecha original de publicación: 15 de febrero de 2025. 

 

6 Comentarios »

  1. Que bonito es leer esto y saber que el amor existe aún. Yo con pirañas,cuervos y dragones en el estómago pensando que ya no me ocurriría a mis 53. Pero aún las mariposas me salen por la boca. Felicidades y mucho más éxito. Saludos desde Guanajuato Mx, Pedro Cruz de veracruz.

  2. Felicitaciones Adolfo por esta novela que estoy ansiosa por leer. Tola la impronta que nos vas narrando despierta enormes deseos de leerla. Ojalá FCE la traiga a la Feria del Libro de Buenos Aires y pueda comprarla. Un abrazo enorme a vos y Ana.

    Libertad

    • Mi querida Libertad, tenía pendiente revisar los comentarios de mi blog, perdona la tardanza (aunque por otro lado ya sabes que soy lento). Sí se consigue en Argentina Ana en todas partes, llegó con el FCE creo que a finales del año pasado. Ojalá te la cruces y me cuentas. Otro abrazo enorme (también de parte de Ana.. Mariela) y ojalá otro encuentro pronto.

  3. Hermoso todo lo que contás. Dan ganas de enamorarse jajaja!

    Mucha suerte con tu libro y si venís por Argentina a presentarlo, avisame.

    Abrazos. Susana López de Buenos Aires.

    • Muchas gracias, Susana. En cualquier momento te sorprende una piraña-cuervo aleteando, jeje. Teníamos ganas de ir este año a Buenos Aires (y seguro que le decía al FCE de armar presentación), pero están muy caros los pasajes. A ver si el próximo, ojalá. Abrazo grande.

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