El arrojo de Ferdinando, el espíritu Jella. Catálogos y guías de libros audaces
Es diciembre de 1946. La niña se sienta en las escaleras del museo a leer el libro que le regaló la mujer. «Y toda provocación fue inútil», cuenta el narrador. […]
Linternas y bosques
Expediciones a la literatura infantil y juvenil
Es diciembre de 1946. La niña se sienta en las escaleras del museo a leer el libro que le regaló la mujer. «Y toda provocación fue inútil», cuenta el narrador. […]
«Y toda provocación fue inútil», cuenta el narrador. Una multitud enfurecida no conseguiría levantarlo. Ningún grito sería más fuerte que su voluntad antibélica, ¿antiheroica? «Él no estaba dispuesto a luchar ni a embestir como una fiera», como la multitud esperaba. Se quedó sentado y abstraído. Justo ahí, en el centro de la plaza de toros, oliendo un centenar de claveles rojos.
La niña cierra su ejemplar de El toro Ferdinando impreso en papel de periódico. Es la primera publicación infantil que circula libre después de la guerra. El primer libro propio que tiene. El primero que entrará en su casa cuando la reconstruyan.
La mujer que se lo regaló se llama Jella Lepman. La exposición internacional de libros infantiles que Jella inauguró hace algunos meses en Múnich ahora está en Berlín. Pronto será Navidad y Jella consigue imprimir treinta mil ejemplares de El toro Ferdinando de Munro Leaf y Robert Lawson para regalar a las miles de personas, niñas y niños que asisten a la muestra.
Esta niña sobreviviente, que lee en las escaleras del museo, es una de las muchas que Jella conoce después de imaginar una colección internacional de libros infantiles como principio para devolver la esperanza y sostener la paz en un país destruido por la guerra y el genocidio.
«Si es verdad que la guerra ha terminado, y si se puede creer en la convivencia pacífica de los pueblos, estos libros infantiles serán los primeros emisarios de paz», le dice Jella al general a quien le propone la idea de escribir a 20 países para solicitar donación de libros infantiles, así lo cuenta la propia Jella en su libro Un puente de libros infantiles (Creotz, 2017).
En la exposición de Jella hay unos 4 mil libros de 14 países. Son un símbolo de paz, reconciliación y entendimiento. Cada mañana gente de distintas edades, identidades y orígenes hace largas filas para verlos. Se trata del «primer evento internacional en la Alemania de las posguerra» y una de las primeras muestras de cooperación internacional asociada a la infancia y a los libros.
Cuando la exposición internacional de libros infantiles llega a Berlín, el 6 de diciembre del 46, Jella intenta materializar otra inquietud. Sabe que es esencial que esas publicaciones tengan otro tipo de circulación, que la experiencia se extienda casa, que lxs niñxs puedan llevarse un libro. Y algunos días antes de Navidad consigue imprimir 30 mil ejemplares en papel periódico de El toro Ferdinando. Ella misma los obsequia a niñas y niños en la sala principal del museo. Recibe en recompensa gestos de asombro.

Cuando la asociación ¡Âlbum! me invitó a realizar el prólogo de su catálogo Los álbumes audaces (este texto es una versión de dicho prólogo), enseguida pensé en Ferdinando y en Jella, uno de los personajes y una de las personas más audaces en la historia de la LIJ. Aquella emblemática exposición de libros donados, la primera en su tipo, daría origen a la Biblioteca Internacional de la Juventud y la Organización Internacional para el Libro Juvenil, IBBY por su acrónimo en inglés.
El toro Ferdinando que se rehúsa a participar de la corrida era uno de los libros expuestos y fue el favorito de un buen número de niñas y niños (Jella hacía encuestas para saber qué libros gustaban más) y de ella misma. Seguramente se identificaba(n) con el toro, rodeada(os) de militares (adultos) que le(s) decían cómo actuar y que juzgaban imposibles sus iniciativas (juegos).
En muchos sentidos, los proyectos editoriales y los libros reunidos en Los álbumes audaces son herederos de Ferdinando y de la exposición de Jella. En este catálogo, como entonces, hay reunidos diversidad de títulos que expresan la audacia de sus editoriales (que se nombran en colectivo, otra audacia en sí misma) y las muchas formas de arriesgar en la infancia.
Han decidido transitar un camino que puede incomodar, sufrir censuras, requerir explicaciones. Quizá más que un camino es un desvío, un borde, pero allí siempre esperarán muchos lectores y lectoras, porque en este mundo una de las mayores osadías es ser niña, niño, niñe o joven.
Es cierto que editar así, elegir estos libros, puede exigir más, ser más difícil, pero, como dice Liliana Pechené, del pueblo misak o guambiano, de Colombia, también la paz es más difícil que la guerra: «Debemos darlo todo por el proceso más difícil que ha tenido nuestro país, que es el proceso de paz».
Cada uno de estos libros, descritos en fichas creativas y curiosas, nos invitan a leerlos de formas inesperadas, con el arrojo de Ferdinando y el espíritu de Jella, ese espíritu urgente, generoso y audaz; igual que la paz.
AUDACIA TEMÁTICA: 1. Kike y las Barbies, 2. Cartas escritas con plumas y pelos, 3. Los devoradores de mentes, 4. ¿Así es la muerte?, 5. El otro.
AUDACIA ESTÉTICA: 6. ¡Gracias, Madre Tierra!, 7. Calma, 8. Paraíso, 9. La danza de las manos, 10. Mi hermano pequeño invisible.
UNA REVISIÓN AUDAZ DE LA TRADICIÓN: 11. Y vivieron felices para siempre, 12. Cartografía del cuento popular, 13. Más puta que las gallinas, 14. El Cantar de Renart, 15. Lon Po Po.
ÁLBUMES PIONEROS: 16. Los cinco desastres, 17. Bill el Ladrón, 18. Munia y la luna, 19. Prit, 20. Theo y Dios.
ÁLBUMES CENSURADOS: 21. ¡Hombre de color!, 22. Pregúntale a tu padre, 23. La anarquía explicada a los niños, 24. Cuéntamelo todo, 25. La guerra.
En este catálogo de libre descarga también encontrarán un Manifiesto de once puntos o undecálogo con «razones por las que un decálogo no es suficiente: llegados a diez, hay que volver a empezar», elaborado por la asociación:
La exposición de libros infantiles de Jella Lepman abrió un 14 de septiembre de 1949 con 8 mil títulos; hoy, en la Biblioteca Internacional de la Juventud, que inició con el acervo de esa exposición, hay 630 mil títulos. Cada año reciben aproximadamente 10 mil libros y catalogan alrededor de 8 mil. Si bien se integran al acervo una gran mayoría, existe un descarte (que la biblioteca a su vez dona, recicla o vende para recaudar fondos) realizado por el personal.

En su libro Un puente de libros infantiles, Jella no menciona específicamente si realizó una selección de los libros enviados por los distintos países para la exposición, pero puede inferirse cuando habla de la creación de un comité organizador de la exposición:
No sólo tuvieron que organizar libros, también dibujos enviados por niños y niñas de diversos países.
La reflexión sobre la importancia de la selección, es decir qué libros se habían expuesto y su impacto directo en los visitantes de la exposición vino después y se evidencia en este otro fragmento escrito por Jella:

«Una vez, se me acercó una anciana con una niña de la mano que, curiosamente, me preguntó:
«-¿Hay algún cuento de hadas en el que no aparezcan Hänsel y Gretel? Los padres de esta pequeña murieron en Auschwitz, en las cámaras de gas -continuó-. Sí, en el «horno de la bruja…
«La conexión me horroriza. La niña también estuvo en el campo, y escapó solo de milagro.
«Comprendí de inmediato que era necesario considerar el debate sobre la crueldad en los cuentos de hadas desde perspectivas totalmente nuevas. Allí, jugando a mi alrededor, concurría una generación de niños que ciertamente había convivido con brujas y demonios, con monstruos y villanos en sus más diversas reencarnaciones. Niños sin pan que llevarse a la boca, sin cama donde dormir, sin padre ni madre; tal era su realidad. Muchos de ellos nunca habían conocido la experiencia de ser acogidos, así que carecían por completo de esa armadura natural de afecto que protege a los pequeños contra la crueldad de los cuentos. ¡Qué poco habíamos anticipado esto y qué grande era el peligro de cometer errores irreparables!».
En su reflexión también nos recuerda la necesidad de una revisión crítica sostenida de los acervos siempre en relación a los públicos. La conformación de comités de selección en las bibliotecas, en las que también participen niños, niñas y jóvenes puede ser un camino para lograrlo.
El comité lector de IBBY México incluyó a niñxs y jóvenes lectorxs para conformar la Guía de libros infantiles y juveniles varios años. Ahora se ha suspendido ese ejercicio, pero el comité de adultos sigue realizando una sensible selección honrando el legado de Jella Lepman, y al describir sus criterios de selección afirman: «El Comité Lector considera como uno de sus principales criterios de selección la opinión de niños, niñas y jóvenes consultados en diversas actividades».
La sección de IBBY en México cuenta con una sede en Ciudad de México con una biblioteca en la que, por cierto, este año pasé dos meses realizando una estancia de investigación sobre el humor absurdo en la LIJ. Fue un espacio idóneo para integrar a mi revisión del acervo de la biblioteca de IBBY a un grupo de 12 niñxs y adolescentes que me ayudó a definir una ruta bibliográfica de humor absurdo.
Lo que pasa en IBBY México, con la biblioteca como centro, recuerda las muchas acciones que Lepman empezó a imaginar para activar todos esos libros del mundo y alejarse de la muerte, la guerra y el genocidio. Ágora, jardín, cafetería, biblioteca, librería… refugio, patio de juegos, huerto, fiesta… todo esto y más es IBBY México y, sabemos, pueden ser las bibliotecas para una comunidad.
El trabajo de recepción y evaluación de los libros donados para la conformación de la Guía de recomendados es coordinado por Adriana Arzate Martínez y así describen al comité: «está conformado por personas con pasión, interés y conocimiento sobre los libros infantiles y juveniles». Este comprometido grupo de expertos se da a la tarea de «reunir en una sola guía los mejores libros que leemos cada año, además de imaginar a los lectores ideales para ellos e identificar los temas centrales que abordan».
Es sabido que IBBY México la ha pasado mal financieramente, ¡pero ha sobrevivido! y no ha dejado de publicar esta guía, un esfuerzo invaluable. «El comité lee y discute una gran cantidad de libros editados año con año y seleccionan los que consideran mejores». Algunos de sus criterios son: «La capacidad de la obra para construir mensajes claros y significativos para el público al que va dirigida, La claridad y el rigor de los textos informativos, además de su posibilidad de avivar la curiosidad de los lectores, La originalidad, belleza y armonía compositiva de las ilustraciones».
Hace 85 años, en septiembre de 1939 empezó la Segunda Guerra Mundial.
Hace 75, también en septiembre, pero de 1949, diez años después de que se desatara esa guerra y genocidio, abrió sus puertas la Biblioteca Internacional de la Juventud o Jugendbibliothek en Múnich imaginada por Jella y que hasta hoy mantiene vivo el espíritu de diversidad, integración y tolerancia. Y hace 31 años, en 1993, bibliotecarias y bibliotecarios empezaron a realizar una selección para dar visibilidad a ciertos títulos. Así describen su catálogo hoy:
«El catálogo The White Ravens, publicado anualmente, presenta breves anotaciones de más de 200 destacados libros nuevos de literatura infantil y juvenil provenientes de unos 50 países y en más de 40 idiomas. Los libros son seleccionados por los expertos en literatura infantil de la Biblioteca Internacional de la Juventud a partir de la gran cantidad de copias recibidas para reseña o como donaciones a lo largo del año. El equipo se enfoca en títulos que puedan resultar de interés para una audiencia internacional debido a su calidad literaria y visual y/o a los temas que abordan».
¿Audacia? ¡La del Banco del Libro de Venezuela! Abrió sus puertas en 1960, sólo 11 años después de la Biblioteca Internacional de la Juventud, y sostiene uno de los comités de selección de libros más antiguos del mundo: desde 1980. Así lo cuentan en su boletín de 2024:
«Este año festejamos, dichosos, 64 años de trabajo continuo en el Banco del Libro. De ellos, por 44 hemos rigurosamente, a pesar de las tribulaciones con las que nos hemos encontrado, convocado y realizado Los mejores libros para niños y jóvenes del Banco del Libro. Años, entonces, que no se han tratado de una labor solitaria, dogmática, sino de trazar mapas que sirven de apoyo a todo el que quiere navegar por este mar abierto que es la labor de abocarse a las infancias y las adolescencias. Pensar desde la pluralidad, la experimentación y la creatividad como forma de acercamiento, como estrategia para la construcción de los espacios de encuentro donde explorar las necesidades propias de un tiempo de vida siempre por conocer, en constante desafío y renovación».
Recomiendo leer completo este boletín, editado por el también coordinador del comité de evaluación, Jaime Yáñez. El texto editorial y los textos de veredictos de cada categoría constituyen un análisis crítico de su camino de lecturas que apunta un estado del arte de la LIJ que vale la pena revisar e incorporar a nuestras reflexiones. Por muchos motivos esta institución ganó el Premio Astrid Lindgren en 2007.
Podríamos acompañar tanto la guía de IBBY México como el catálogo The White Ravens o el boletín del Banco del Libro o el catálogo de la Asociación ¡Âlbum! de las palabras publicadas al día siguiente de la inauguración de la exposición de Jella, el 4 de julio de 1946, en un artículo escrito por el escritor y amigo de Jella, Erich Kästner, en el Neue Zeitung, el boletín estadounidense publicado en alemán:
Como les compartí en mi entrada con la selección anual de libros que he realizado desde 2015, en 2025 no publicaré ninguna ruta porque tengo todavía muchos libros pendientes de revisar y reseñar. Aquí está la que preparé con libros de 2023 y que publiqué en febrero de este año: Imaginar otros vuelos. Una ruta de libros ilustrados para (des)andar el 2024
Pero hay muchos colectivos haciendo ese trabajo de selección. Aquí reúno las listas mencionadas y otras que parten de revisiones y discusiones colectivas. Incalculable valor este trabajo tomando en cuenta las miles de novedades infantiles que se publican en Iberoamérica cada año.
Muy agradecido con Diego Bianki por compartirnos la de Ferdinando. Fue una bella sincronía con el texto que había escrito sobre Ferdinando y Jella.
Si quieren saber más de la historia de Jella Lepman, le dediqué una entrada hace algunos años: Jella Lepman y la biblioteca interminable
Aquí un fragmento: «En 1953, apenas terminada la segunda guerra mundial, la filántropa Jella Lepman en respuesta al genocidio que el nazismo perpetró al pueblo judío, creó la Organización Internacional para el Libro Infantil y Juvenil (IBBY) con el fin de promover el entendimiento y la paz internacional, a través de los libros para niños.
‘Anatomía de un genocidio’ se titulaba el informe publicado en marzo de este año por Francesca Albanese, la relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados. Entonces concluía que existían ‘motivos razonables’ para creer que ‘se ha alcanzado el umbral que indica la comisión del delito de genocidio'».
Y aquí pueden encontrar el informe de Amnistía Internacional: “Es como si fuéramos seres infrahumanos”: El genocidio de Israel contra la población palestina de Gaza que «documenta cómo, durante la ofensiva militar que lanzó tras los mortales ataques liderados por Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, Israel ha venido sumiendo a la población palestina de Gaza en un infierno de destrucción sin ningún pudor, continuamente y con absoluta impunidad».
Y un nuevo pronunciamiento de IBBY Internacional: El llamado de IBBY para apoyar a los niños en crisis en Gaza, Cisjordania Ocupada y Líbano en el que IBBY «hace un llamado urgente a los líderes internacionales, organizaciones humanitarias y a la sociedad civil global para que tomen medidas hacia un alto al fuego inmediato y la detención de todas las operaciones militares en Gaza y Cisjordania. Acogemos con satisfacción el cese de hostilidades en Líbano y esperamos que el alto al fuego sea duradero. Además, IBBY solicita el retorno inmediato de la ayuda humanitaria, tanto médica como alimentaria, para las muchas personas que enfrentan hambre extrema y la muerte inminente».
Jella Lepman y la biblioteca interminable
Seguir tus pasos de la casa al mundo, entre la guerra y la paz
Desde el río hasta el mar: bibliotecas palestinas y protestas juveniles
Semillas brillantes, somos niños, ¿cómo podemos estar en guerra?
‘¿Por qué tanta barbaridad en esta tierra tan bonita?’ Infancia, memoria y guerra
Carta por la Solidaridad con Palestina en la Feria del Libro Infantil de Bolonia
Imaginar otros vuelos. Una ruta de libros ilustrados para (des)andar el 2024
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Wow!! Este correo es mi regalo de Navidad, no sé que voy a hacer para leer todas las interesantísimas entradas en tan pocos días de vacaciones. Muchas gracias Adolfo, felíz navidad, feliz año nuevo, felices fiestas.
Carlos Delpech
Muchas gracias, Carlos, qué bueno que así lo hayas sentido y ojalá hayas podido disfrutar de un descanso y de algunas lecturas. Te mando un abrazo grande y que siga corriendo lo mejor posible (aunque no tan de prisa) este año. Y gracias por tu apoyo al blog. Un abrazo grande.
Gracias infinitas por todo lo que siempre nos compartes en tu sitio, Adolfo. Esta entrada es muy emotiva y en estas fechas en que todos hablamos de paz, pero vemos qué cada vez es más difícil hacerla realidad, es un tesoro ir y releer a Ferdinand y saber que la literatura sigue brindándonos una posibilidad de encontrarl esa paz en cada uno de nosotros. Felices fiestas, un abrazo, Minerva Ruiz
Muchas gracias, Minerva. No podía acceder a las respuestas a los comentarios, pero ya quedó resuelto. Aprecio mucho tu mensaje y tu lectura. Esperamos seguir fortaleciendo la comunidad mundial de personas que creemos en la posibilidad de no solo hablar de paz sino de intentar acercarse a ella, como seguramente haces tú desde tu sala de lectura. Te mando un abrazo grande.