En el camino hacia la selección de libros para conformar una biblioteca infantil y juvenil, para recomendar en el salón de clases o a los niños que tenemos cerca, para proponer un itinerario que forme lectores… surge esa pregunta clave, una sola pregunta define el destino del héroe lector: ¿Qué leo?

Hace unas semanas, Ana Garralón, en su podcast de Anatarambana, charlaba con otros especialistas sobre listas de libros y lo que implica esa dialéctica de los que sí, con ese complejo tácito de los que no que, coincido, puede incomodarnos. Pareciera una dinámica de mercadeo y competencia. Pero también es cierto que cada vez se publica más y los años de infancia y adolescencia disponibles para leer son los mismos: hay un límite de libros, de tiempo, para leer, un límite de acción para el mediador, recuerda Teresa Colomer. Y por eso las listas, los premios, las guías cobran relevancia. Más aún cuando han pasado por un proceso de discusión y deliberación colectiva, como sucede con Los mejores del Banco del Libro, el Premio de la Fundación Cuatrogatos, el catálogo White Ravens o las guías de recomendados que elabora la asociación IBBY en todo el mundo. 

A finales de 2016, IBBY México / A Leer me pidió que escribiera la presentación de su Guía de libros infantiles y juveniles 2017. La feliz petición me hizo pensar en lo que buscamos cuando leemos, en lo que significan los libros para los lectores, en el caudal de publicaciones que nos inunda y la relevancia de leer guías. Comparto ese texto a continuación, en un intento por responder a los muchos padres, profesores, mediadores que ya han dicho «Sí», pero «¿qué?».


 

guia-ibby-mexico-2017—Quédate, Peter —dijo Wendy—. Yo sé muchísimos cuentos

Todo principio es una invitación a quedarse. Las primeras palabras que escuchamos después de nacer, las palabras de celebración que nos dan cuando aprendemos a caminar o andar en bici, las primeras palabras que nos dice alguien que nos ama… Todas ellas tienen el doble efecto de relacionarnos afectivamente con el otro y de avivar nuestro deseo de salir al mundo, recorrerlo y quedarnos en él.

Lo mismo sucede con las primeras historias que nos leen. Y cuando aprendemos a leer y podemos hacerlo solos, volvemos a ese principio, recuperamos el deseo de quedarnos, buscamos nuevas palabras para entendernos mejor, explicar lo inexplicable, sobrevivir a lo injusto…

Matilda primero descubrió los periódicos y las revistas que había en su casa, y un libro de Cocina fácil. Luego, leyó toda la sección infantil de la biblioteca pública. Cuando sacó su credencial pudo refugiarse, al fin, en su habitación, sin despegar los ojos de los clásicos. “Los libros la transportaban a nuevos mundos y le mostraban personajes extraordinarios que vivían unas vidas excitantes”. Ella se sumergió en la literatura para escapar de su propia familia y para imaginar otra posible al lado de su amorosa maestra.

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Ilustración de Matilda de Quentin Blake.

“La pasión de Bastian Baltasar Bux eran los libros”. Había leído muchos para olvidarse de sí mismo, pero cuando tomó aquel extraño ejemplar sin permiso y pasó la primera página, una historia interminable terminó por convertirlo en un héroe.

Tom Sawyer se aferraba a las historias de aventuras y bandoleros que había leído y jugaba tanto inspirado en ellas, que se las encontró en la vida.

“—¿Sabes —dijo Peter— por qué las golondrinas siempre hacen su nido en el alero de las casas? Para poder escuchar los cuentos”. Los cuentos que cuentan los padres a sus hijos antes de dormir.

Los libros son una promesa, un mapa, una puerta secreta, una máquina del tiempo. La literatura nos completa y nos compensa. Leemos para encontrarnos, para acercarnos. Un libro, un buen libro, hace que nos quedemos, que disfrutemos quedarnos ahí, aquí, en lo que leemos.

En el camino hacia la selección de los mejores libros —los más asombrosos, los más memorables, los que nos hacen dialogar sobre quiénes somos— para conformar una biblioteca infantil y juvenil, para recomendar en el salón de clases o a los niños que tenemos cerca, o para proponer un itinerario que forme lectores, surge una pregunta clave, una sola pregunta define el destino del héroe lector: ¿Qué leo?

“Yo sé muchísimos cuentos”, dice Wendy a Peter para que no separe de ella… muchísimos… pero… ¿cuáles contamos?

Para Quentin Blake y Julia Eccleshare existen 1001 libros que hay que leer antes de crecer; un centenar de joyas de la literatura infantil ilustrada contó Martin Salisbury; una de las colecciones de literatura infantil y juvenil más emblemáticas de nuestro país, A la Orilla del Viento, alcanzará pronto los 230 libros; 17 mil 465 títulos tiene el catálogo infantil de la Biblioteca Vasconcelos y más de 24 mil 600 el de la Biblioteca BS de IBBY México / A Leer, ambas en la Ciudad de México.

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Biblioteca BS IBBY México /  A Leer.

¡Libros! ¡Montones de libros! Mesas de novedades repletas de ellos; tantos, pero tantos libros, que no caben en una infancia.

La especialista Teresa Colomer suele invitar a sus alumnos a que hagan una simple cuenta: Si un niño lee un promedio de un libro a la semana durante una década, de los cinco a los quince años de edad, habrá leído, en el mejor de los casos, unos quinientos libros. Este cálculo sirve porque nos plantea un límite de tiempo y de acción.

En ello radica el inmenso valor de esta guía (de las listas, de los premios…). Saber elegir lecturas es la tarea esencial del mediador. Aquí encontrarás un camino hecho de libros, como guijarros blancos que resplandecen bajo la luna, que evitará que te pierdas en el tumulto; 236 títulos para encarar el 2017, los mejores que leyó un comité de expertos. Para todas las edades, de géneros y estilos variados, y con el gran acierto de incluir las voces de niños y niñas lectores, tripulantes atentos de las obras.

Al igual que Matilda —quien creía que a C. S. Lewis y a Tolkien les faltaba un poco de humor—, estos niños, niñas y jóvenes nos invitan, con sus opiniones, a dialogar sobre este recorrido; a navegarlo con placer, curiosidad y un espíritu crítico; a conversar y conectar los textos con nuestras vidas, con otros libros y con otros lectores.

Disfruta y comparte esta práctica guía. Quizá aquí se encuentre un futuro “primer libro” de alguien, el inicio de una historia de lecturas que cambie un destino.

La promoción de la lectura es siempre un principio, una invitación a quedarnos. Llamemos, pues, a niños, niñas y jóvenes a que exploren esta extraordinaria guía que también nos dice: “quédate, yo sé muchísimos libros…”.

 

Las guías de 2007 a 2017

Las guías se pueden adquirir en la librería especializada en libros para niños y jóvenes (única en la Ciudad de México) de IBBY México. Las guías de 2007 a 2017 en formato digital están disponibles para descargar gratuitamente aquíTodas reúnen un auténtico tesoro de libros. Es un ejercicio interesante revisar las de hace varios años y recordar grandes libros que se van quedando sepultados por la avalancha de novedades. Además, también está disponible un valioso catálogo de Libros para todos «una selección de libros para niños, jóvenes, padres y maestros que celebra la diversidad». Disfruten y compartan.

 

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