¿Cuál es el origen del Gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas?, ¿y el del Alado Rey Mono de El mago de Oz? ¿Qué sucedió con los Niños Perdidos de Peter Pan luego de abandonar Nunca Jamás?, ¿es verdad que olvidaron cómo volar y se volvieron adultos aburridos? ¿Y el dragón blanco de La historia interminable no tiene una historia propia?
Movido por estas y otras preguntas, Adolfo Córdova retomó a personajes secundarios clásicos de la literatura infantil y les escribió nuevas historias en El dragón blanco y otros personajes olvidados.
El volumen de cuentos, editado por el Fondo de Cultura Económica y la Secretaría de Cultura del Estado de Campeche, e ilustrado por Riki Blanco, fue incluido en el prestigioso catálogo alemán que los editores y creadores de Literatura Infantil y Juvenil esperan cada año: The White Ravens.
El listado, realizado por la Biblioteca Internacional de la Juventud de Múnich, está integrado este año por 200 títulos en 38 idiomas de 56 países, e incluye únicamente 16 libros hispanoamericanos, tres de ellos mexicanos.
El jurado de The White Ravens 2017 eligió a El dragón blanco y otros personajes olvidados porque sus historias «abren nuevos mundos a los lectores y son narradas a través de un lenguaje poético, poderoso y sumamente figurativo. La misteriosa atmósfera de los cuentos se refleja en las ilustraciones oscuras de Riki Blanco».
Además destacan que «el núcleo del libro es el poder de la imaginación y la libertad ilimitada de la narración: incluso los personajes y acontecimientos secundarios son lo suficientemente fértiles para dar lugar a historias siempre nuevas».
El próximo viernes 27 de octubre a las 19:00 horas, en la librería Juan Rulfo de Madrid, Adolfo Córdova y Riki Blanco presentarán por primera vez juntos el volumen de cuentos, acompañados de Inés Puig.
En 2015 y 2016 otras dos obras del FCE fueron seleccionadas The White Ravens: Cuentos populares mexicanos de Fabio Morábito y La Partida / La madre y la muerte de Alberto Chimal y Alberto Laiseca.
‘Un camino afortunado’
Para escribir El dragón blanco y otros personajes olvidados, Adolfo Córdova obtuvo una beca «Jóvenes Creadores» del FONCA en 2013. Más tarde, ganó por unanimidad el Premio Nacional Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2015. En 2016, con un tiraje inicial de 11 mil ejemplares, fue editado por esta casa editorial y poco después fue seleccionado por la SEP para distribuirse de manera gratuita en escuelas públicas de la Ciudad de México.
El libro, que resulta también un homenaje a grandes autores clásicos de la literatura infantil, propone un viaje de regreso a universos fantásticos como Nunca Jamás, Oz, el País de las Maravillas, Fantasía y los bosques de los cuentos de hadas, respetando el tono original de los cuentos.
El Alado Rey Mono de El maravilloso Mago de Oz, la Hermosa Niña de Pelo Turquesa de Las aventuras de Pinocho, el Gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas, los Niños Perdidos de Peter Pan, el príncipe con ala de cisne del cuento «Los cisnes salvajes» de Andersen y otros más recorren los nuevos caminos que Córdova ha trazado, sin perder su identidad.
Con apenas una novela publicada, el autor demuestra en esta obra su gran cercanía con la literatura infantil y un estilo potente y sagaz que atrapará a lectores de todas las edades. Las ilustraciones de Riki Blanco son reducidas en elementos pero de gran elegancia y expresividad.
En palabras de Córdova: «Siempre me intrigaron las historias posibles de los personajes secundarios. Ellos no encuentran el tesoro, no muerden la manzana encantada ni se asoman al pozo de los deseos. Sus vidas, más abiertas, nos permiten imaginar los pasados y destinos que queramos. Como no son los héroes, pueden permanecer medio día con la frente pegada al piso, invertir horas y horas en la preparación de una cena invisible o explorar cimas nevadas sin ningún otro objetivo que alimentar su asombro. Este libro es un homenaje a todos ellos, los secundarios, los personajes olvidados, y en particular, al genio de los escritores que los inventaron. Crearon para ellos momentos fugaces pero tan verdaderos que, movido por mi fascinación, quise extenderlos».
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